Cuenta la leyenda que, desde tiempos muy remotos, en la época donde los dioses tenían total control sobre Grecia, Afrodita fue casada a la fuerza con Hefesto por decisión de Zeus. La diosa de amor tan en contra de esto estaba que decidió crear un hechizo en el cual establecía que todo descendiente puro por parte de ella conocería al amor verdadero y no se le obligaría jamás para casarse con alguien que no fuera la elegida para ellos.
El hechizo se basaba en el color de los ojos. Señalaba qué todo aquel descendiente heredero al trono griego tendría los ojos color marrón, sin embargo, en cuanto conociera a su pareja elegida, cambiarían a un color gris azulado, así se quedarían por siempre, de esta manera prevenían cualquier tipo de infidelidad, puesto que buscaba que su descendencia no cometiera los errores como los que ella cometió en el pasado.
Este hechizo era más bien una promesa entre dos seres destinados a estar juntos, al conocerse era como si siempre quisieran estar cerca uno del otro, ambos querrían la felicidad y el bienestar del otro, se esforzarían todos los días por demostrarse lo mucho que se aman y lo importante que son en la vida del otro. Afrodita lo único que quería era que por lo menos ellos si pudieran tener a alguien al que de verdad van a amar.
Hefesto al enterarse del hechizo lanzado por su infiel esposa y tan segado por la furia de saber que su esposa tenía relaciones sexuales con casi todos los dioses, decidió que también lanzaría un tipo de hechizo que fuera contraproducente al de Afrodita. No todas las generaciones iban a sufrir por su hechizo, ya que este comenzaría a apartar de la vigésima generación.
El hechizo que más bien era una maldición consistía en que después de conocer a la pareja destinada, el heredero solamente tendría un año para enamorarla, dentro de ese lapso, el heredero y su pareja tendrían que respetarse, serse fieles, y sobre todo cuidarse de todo aquel que quisiera hacerles daño y destruir su vínculo;
«sin embargo si esto no se cumplía o en dado caso que la elegida no se enamorara del heredero, y/o que alguno de los dos cometa infidelidad hacia el otro, el castigo para ambos será una dolorosa y vil muerte, aunque parezca injusto hacia el inocente, tendrá que ser así, puesto que como ya fue la pareja destinada para un descendiente puro de la diosa del amor, no podrá volver a ser amado por toda su existencia, su vida estaría llena de desgracias dolorosas, aunado a esto, sin la existencia del príncipe heredero el reino pasaría a manos del segundo hermano de acuerdo a la edad, si en dado caso no existe nadie más para proceder, el reino quedaría sin gobernante, dejando que enemigos cercanos roben el mando, además de eso, la maldición seguirá existiendo, hasta que haya una generación que pueda probar que el verdadero amor y la fidelidad existe para poder vivir feliz con la persona correcta.
Esa extraña pero cierta leyenda ha corrido a través del tiempo por la familia real, el príncipe Zarek está al tanto de esta leyenda, sus padres se han encargado de contársela desde que era pequeño, al principio le alegraba saber que desde que nació ya tenía a esa persona especial, sin embargo, con el paso de los años, sus esperanzas han ido decayendo.
A sus 30 años recién cumplidos ya no sabe que esperar, en lo que lleva de vida y por más viajes alrededor del mundo, no ha encontrado a su elegida. Por una parte, quiere dejar atrás esa vieja leyenda, que tal vez solo sea un cuento, pero, por otro lado, algo en el fondo le dice que tiene que esperar, que tal vez solo sea cuestión de tiempo para encontrarla, lo que más desesperado y nervioso lo pone es el saber que el a partir de él, la maldición inicia, poniendo en riesgo su reino, su vida y la de su futura reina.
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ENTRE AMOR, REALEZA Y HECHIZOS
Romance¿Te imaginas estar enamorada del próximo rey de Grecia? ¿Saber qué no tienes esperanza puesto que bajo su familia hay un hechizo del amor verdadero? Bueno, Sheyda no está lejos de ello. Desde que tiene uso de razón su corazón solo late por una sola...