CAPÍTULO V

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Ahí se encontraba ese para de ojos ambarinos, los tengo frente a mí

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Ahí se encontraba ese para de ojos ambarinos, los tengo frente a mí. Desde que mi hermana me dijo que la vista de Sheyda y su amiga de la cual, aun desconozco el nombre sería el día de hoy, mis emociones han estado muy extrañas. Mi vista se centraba en esa castaña clara, era como si mi atención estuviera en ella, solamente en ella.

La voz de mi padre nos sacó de nuestro transe. La atención de todos se fue hacia el actual rey de Grecia.

—Sean bienvenidas a nuestro palacio, espero que su estancia aquí sea de lo más grata —dijo mi padre mientras les ofrecía una sonrisa.

—Es un honor para nosotras estar aquí, y más aun teniendo este agradable recibimiento —continua Sheyda. La amiga de la escritora nos ofreció una pequeña sonrisa a manera de agradecimiento, se mostraba demasiado nerviosa.

Y como era de esperarse mi hermana no tardó en soltar un pequeño grito de emoción que estaba conteniendo, ganándose un gesto de sorpresa de todos, además de una pequeña risa de Sheyda.

«¡Dios! su risa es de lo más bonito que he escuchado» pienso.

—¡No puedo creer que te tengo frente a mí! No puedo más, necesito darte un abrazo —exclama Trina lanzándose hacia los brazos de su escritora favorita, quien la recibió encantada. Al instante en que Catrina la suelta habla.

—Princesa Catrina, es un honor para mí el escuchar que soy su escritora favorita. Me halaga al decir eso, además le agradezco mucho por el apoyo que le da a mi novela —agradece mientras sonríe.

—Llámame Trina, no puedo permitir que la autora de mis desvelos, lágrimas, sonrisas y suspiros me trate con tanta formalidad —pide mi hermana, a lo cual Sheyda asiente sonriendo.

A mi mente llega el recuerdo de aquel sueño, donde la mujer de ojos ambarinos habla, es la misma voz, es la misma sensación que me causaba en el sueño. Trasmite paz y calidez, me hace sentir en calma. Ya decía yo que su voz la había escuchado en algún lado, y que mejor que en ese sueño tan recurrente.

—Bueno permítanme presentarle a toda la familia. Ella es mi esposa la reina Adara, mi primogénito y heredero al trono el príncipe Zarek —mi padre hace una pausa para mirarme, pero al hacerlo su rostro se llena de sorpresa y una pizca de emoción, sin embargo, continua con las presentaciones, dejándome con una cara de confusión —. Por aquí está mi pequeña, mi hija la princesa Catrina. También está con nosotros el mejor amigo y mano derecha de mi hijo, lord Alexander.

Concluye mi padre. Mi mirada se dirige hacia mi amigo, quien no despega la mirada de la amiga de Sheyda. Trato de mantener mi postura, aunque quiero soltar una pequeña risa. Parece que el corazón de hielo de Alex ha sido cautivado.

—Permítame decirle que su novela me ha encantado, no sabe lo mucho que mi hija habló de usted y su historia, tanto que no me pude resistir a leerla, déjeme felicitarla, es una increíble obra —felicita mi madre, automáticamente veo como se extiende una sonrisa en el rostro de la escritora.

ENTRE AMOR, REALEZA Y HECHIZOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora