Al instante de escuchar el nombre de la niña mi mente viajó unos días atrás. Donde Amori era la encargada de cuidarme. Sin duda alguna me trajo buenos recuerdos, espero algún día poder verla de nuevo.
Voy en el auto con Zarek mientras su chofer conduce al palacio, me emociona mucho la fiesta, así puedo conocer un poco más a las personas que habitan aquí.
Nuestras manos no se han separado en ningún momento, si mi novio ya era muy dulce antes de que ocurriera el accidente, ahora que he regresado lo he es más. Es como si temiera que me fuera a ir o a desaparecer.
Por lo poco que pude hablar con mis padres, me han dicho que ya están enterados sobre el hechizo y la maldición. Que a pesar de que al inicio se preocuparon demasiado, al conocer a Zarek se han tranquilizado al ver el gran hombre que es.
El único que no termina de aceptarlo por completo es mi hermano, sigue en su etapa de hermano celoso-sobreprotector.
Ross me ha dicho que su relación con Alexander va increíble, mi mejor amiga está reconsiderando la idea de casarse. Y eso es mucho, ya que siempre dijo que el matrimonio no era para ella.
Aun no le he dicho a Carlo lo que Afrodita dijo en la carta, tal vez más adelante lo haga. Lo he visto muy contento hablando con Trina que no he querido ni interrumpirlos.
El auto se detiene justo en la entrada por la cual me recibieron la primera vez que vine aquí. Es muy grato recordar dichos momentos.
—Pequeña, es hora de entrar. —Informa Zarek.
—Pues entremos, cariño. —Sonríe y me da un pequeño beso. Se apresura a bajar para poder abrirme la puerta.
Cuando ya nos encontramos casi en la entrada principal, toma mi mano y proporciona un ligero beso en ella mientras recibo un guiño de ojo.
Nos dirigimos al salón donde está la fiesta. Pero me detengo un momento.
—Cariño, no puedo ir en jeans a la fiesta de tu coronación. Necesito un cambio de ropa —explico.
—No te preocupes, hermosa, creo que ya tenía una idea de que lo comentarías. Ve a la habitación de Trina, hay unas personas que te ayudaran en lo que necesites —sonríe.
—¡Vaya! Sí que tenías todo preparado. —Rio un poco. Antes de irme le doy un beso en la mejilla.
—Apresúrate porque apenas te vas y ya siento que te necesito junto a mí.
—Como usted ordene, majestad. —Hago una especie de reverencia y me dirijo escaleras arriba.
Creo que si recuerdo cual es el cuarto de Tri, abro la puerta y dos pares de ojos me reciben.
—Majestad, la estábamos esperando. Soy Max, el encargado, así que usted no se preocupe por nada. —Amablemente me lleva hasta un sillón para comenzar a peinarme, mientras una chica se encarga del maquillaje.
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ENTRE AMOR, REALEZA Y HECHIZOS
Romance¿Te imaginas estar enamorada del próximo rey de Grecia? ¿Saber qué no tienes esperanza puesto que bajo su familia hay un hechizo del amor verdadero? Bueno, Sheyda no está lejos de ello. Desde que tiene uso de razón su corazón solo late por una sola...