CAPÍTULO XXXVIII

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*SUEÑO*

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*SUEÑO*

Me encuentro en una habitación del palacio, sin embargo, es una parte de este que casi nunca visito. El cuarto es completamente blanco, da una especie de tranquilidad estar aquí.

Camino hacia la gran ventana, la vista es maravillosa. Se puede ver uno de los jardines traseros del palacio. Cerca de esta, hay una especie de banca. Es muy linda.

Me siento y me dispongo a observar el paisaje. Puedo sentir como alguien toma asiento a mi lado. Lo más seguro es que sea Zarek.

Volteo hacia el lugar indicado y he de decir que estoy sorprendida al ver de quién se trata. Desde que volví a mi vida normal no la había visto.

—¿Disfrutando la vista? —Me ofrece una sonrisa.

—Es una vista espectacular —Regreso mi mirada hacia la ventana —. No sabes cuánto te extrañé —Comento de manera sincera.

—Yo también lo hice. Pero no es precisamente eso lo que me trae aquí —La miro extrañada —. Vi que tienen una nueva compañera, ¿No es así? —Supongo que se refiere a la pequeña Amori.

—Así es, y he de decir que es una niña encantadora. Solo que con una muy mala suerte —respondo.

—¿Por qué lo dices? —La mujer a mi lado me mira intrigada.

—Su madre la dejó abandonada, por más que la hemos buscado no aparece. Es como si hubiera desaparecido de la noche a la mañana. Me da una inmensa tristeza saber que no le interesa en lo más mínimo —mi voz sale con un poco de molestia. Ella cierra por instante sus ojos.

—Pero si su madre se está haciendo cargo de ella —comenta segura de sí misma.

—¿De qué estás hablando? —Mi rostro debe ser la confusión andando.

—Sus padres la tienen a su lado. La cuidan y se ve que la adoran demasiado —contesta de la misma forma de hace un momento.

—Creo que debes estar equivocada, ella está con nosotros. —No entiendo de qué está hablando.

—Bueno debo de entender que estás desconcertada. No te lo había dicho. No porque no quisiera, sino más bien, porque quería estar segura de que Hefesto no lo supiera —comienza a hablar, y yo sigo en la misma confusión.

—Afrodita, no te estoy entendiendo nada, ¿Podrías ser un poco más específica? —Pido.

—Verás me enteré de que Hefesto mandó a alguien para ponerte a prueba. Si rechazadas al susodicho se aseguraría de que tu amor por Zarek es completamente sincero —toma un poco de aire para después seguir hablando —. Yo no quería que ustedes estuvieran sin protección alguna, por ello decidí mandarles a alguien que los cuidara. Obviamente sin levantar sospechas y qué mejor que una niña de dos años. La madre que tú viste no existe, era yo haciéndome pasar por una mujer común —me mira atenta, esperando mi reacción.

ENTRE AMOR, REALEZA Y HECHIZOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora