Mi viaje a Londres era hoy, de cierta manera me alegraba ir. Amo el país y sobre todo el clima. Lo que no me gusta para nada es tener que despedirme de Harley, lo extrañaría demasiado. El me ayudo a no extrañar tanto a Zarek, me hacía reír bastante con todo lo que decía.
—Sheyda, te voy a extrañar muchísimo, vida mía —dice Harley abrazándome tratando de controlar su llanto.
—Yo también te extrañaré, Har. Espero pronto volvernos a ver, es una lástima que Landon no haya estado aquí en Francia para vernos lo extraño —digo al separarme.
—Ya lo sé. Pero en cuanto llegues a Londres sé que se pondrá muy feliz de verte. No olvides avisarme en cuanto hayas llegado, ¿Entendido, cariño mío? —Alega viéndome seriamente.
—Lo prometo, Har. —Levanto mi mano en forma de promesa.
—Más te vale preciosa. Porque no sé qué haría si algo llegara a pasarte— De nuevo me atrapa entere sus brazos. Una tos falsa interrumpe nuestro momento.
—Si verdad como yo no soy Sheyda de mí no te vas a despedir —comenta Carlo limpiándose una lagrima falsa.
—Carlo, no seas exagerado. A ti también te voy a extrañar, un poco menos que a mi Shey pero algo es algo —responde Harley divertido al ver la expresión de mi mejor amigo.
—Que gracioso eres, rulos. —Contesta un indignado Carlo.
Ambos están jugando puesto que cuando anuncian nuestro vuelo, se despiden dándose un gran abrazo. Quien iba a pensar que antes Carlo no soportaba a Harley cuando era mi novio. Decía que no era sincero con sus sentimientos hacia mí. Jamás pude reprochar algo ya que, a pesar de que nuestra relación duro mucho nunca llegamos a sentir amor el uno por el otro. Lo de nosotros era un inmenso cariño de amigos, solo eso.
Cuando estábamos formados para abordar el avión me despedí con un movimiento de Harley, el cual después de eso se dio la media vuelta para retirarse. Antes de que fuera mi turno decidí mandarle un mensaje a Zarek donde le avisaba que ya tenía que apagar el teléfono.
Al mandarle el pequeño mensaje tuve una extraña sensación de querer escuchar su voz. Dentro de mi pecho sentía una opresión, como si por mucho tiempo no volvería a hablar con él.
Iba a hacerlo, pero mi turno de abordar llegó, no tuve otra opción más que apagar mi celular sin poder hacerlo que deseaba.
Ya dentro del aeronave la opresión en mi pecho aumento, por instante pensé seriamente en bajarme de ella. Pero la eliminé rápidamente, tenía que dejar de pensar en esas cosas.
Al momento de despegar tomé fuertemente la mano de Carlo, quien iba a mi lado. Él la apretó aún más, sabía que a pesar de que me he esforzado en eliminar mi fobia a las alturas, no lo había logrado por completo.
—Tranquila pequeña, todo estará bien. —Trata de tranquilizar mi mejor amigo mientras masajea suavemente mi mano.
Pude tranquilizarme unos instantes más tarde, decidí leer el libro que traía conmigo para pasar el rato. Solo duraría aproximadamente una hora el vuelo. De cierta manera me tranquilizaba, ya quería poner mis pies sobre la tierra.
No habían pasado ni 15 minutos de viaje cuando se escuchó al piloto decir que estamos en zona de turbulencias. Nos comenzamos a mover demasiado, mis nervios están flor de piel, algo anda mal.
Minutos más tarde los movimientos del avión se volvieron muy agresivos, las azafatas se encargaban de mantener el orden, sin embargo, no lo conseguían.
Miré a Carlo, él tenía la misma expresión de miedo que yo. Tomé nuevamente su mano, mis manos tiemblan, estoy asustada.
—Shey, estaremos bien, ¿De acuerdo? —Nuevamente mi mejor amigo trataba de darme un poco de paz. Solo hice un asentimiento, pero algo dentro de mí me decía que no sería así.
Una sacudida muy fuerte nos alertó a todos los pasajeros, sabíamos perfectamente que no se trataba de turbulencia. Observé por la ventanilla, y un grito de terror salió de mis labios. Estábamos descendiendo.
—¡Carlo estamos descendiendo, el avión se va a estrellar! —Exclamo con un tono de voz entrecortado.
—Deja de mirar, Sheyda. Todo esto va a pasar lo prometo. —Carlo deja un pequeño beso en mi mano derecha, a mí no me engaña él también tiene miedo.
Las aeromozas decían que nos abrocháramos los cinturones, así lo hicimos. Pedían que nos tranquilizáramos.
Observé por última vez por la ventana. Seguíamos cayendo, poco a poco se fueron haciendo visible las copas de los árboles. Pero ya no quise ver más.
Por mi mente pasaron los momentos con mi familia, el último beso de mi madre, la última vez que mi padre me dijo te quiero mi pequeña, el último abrazo de mi hermano susurrándome al oído que me quería y que le prometiera que regresaría a Italia con bien. Me duele saber que no lo podré cumplir, no podré regresar a decirles cuanto los amo.
La imagen de Zarek cruzó por mi mente, esos preciosos ojos de los que me enamoré desde niña. Su sonrisa, sus tiernos sonrojos. Definitivamente no estoy preparada para no verlo de nuevo. Ojalá le hubiera llamado para decirle lo mucho que lo amo.
Mi mano izquierda se dirigió al dije que Zarek me regaló, por lo menos me gustaría que supiera que si muero, lo hice pensando en él.
Sentí un fuerte impactoen la cabeza. A lo lejos gritos de dolor comenzaron a escucharse. Mi vista sevolvió borrosa, y justo antes de que pudiera ponerse completamente oscura undestello se observó a lo lejos. Mis parpados cada vez pesan más, hasta que yano pude mantenerlos abiertos.
Hola!! Espero que se encuentren muy bien.
Les agradezco muchísimo todo el apoyo y el amor que le dan a mi historia. El solo hecho de regalarle un poco de su tiempo, me hace muy feliz.
Ojalá les guste. Y me encantaría que me lo hicieran saber.
Les mando puras vibras bonitas.
Evelin C.
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ENTRE AMOR, REALEZA Y HECHIZOS
Romance¿Te imaginas estar enamorada del próximo rey de Grecia? ¿Saber qué no tienes esperanza puesto que bajo su familia hay un hechizo del amor verdadero? Bueno, Sheyda no está lejos de ello. Desde que tiene uso de razón su corazón solo late por una sola...