1/2
Veo como el príncipe se acerca para platicar con mi amiga, no voy a negarlo, me entristeció un poco. Tal vez Ross es la elegida de Zarek, si eso pasa no tendré de otra más que aceptarlo. Jamás me enojaría con mi mejor amiga por un chico, por mucho que me guste.
Observo una pequeña estatua en un estante cerca de mí, es Afrodita la diosa del amor, se encuentra junto a la de Hefesto, esa historia de muy triste, el saber que Zeus obligó a su propia hija para casarse es espantoso.
Mi concentración se ve interrumpida por el amigo del príncipe, lord Alexander al ver cómo me doy cuenta de su presencia me ofrece una pequeña sonrisa.
—Espero que esté disfrutando su estancia —habla Alexander tratando de platicar conmigo.
—Así es, es verdaderamente increíble. Gracias por preguntar lord Alexander—agradezco sinceramente por su interés.
—No me llame lord, solo soy unos 4 años mayor que usted —aclara soltando una pequeña risa.
—Está bien, Alexander, pero por favor no me hables de usted. Me siento vieja, si continúas llamándome así me traumarás. En todo momento me estaré viendo en el espejo para asegurarme de no tener arrugas —expreso con un tono de gracia. Veo como Alexander suelta una pequeña risa, iba a hablar cuando ve al príncipe Zarek venir hacia él, rápidamente me da una pequeña sonrisa y se retira. Alexander es muy amable, a pesar de mostrarse como un hombre serio, tiene su toque de diversión, ya me agradó.
La princesa se está tardando en regresar, dijo que iría por su teléfono puesto que quiere tomarse unas fotos conmigo para compartirlas en sus redes sociales, al parecer varias de sus amigas son fans mías, por ello quiere ser la primera en postear algo respecto a mí.
Volteo hacia donde se encuentra mi amiga, la cual, al ver que las estoy viendo me hace una pequeña seña para que me acerque. Creo que quiere decirme algo, aprovechando que los chicos están hablando.
Me acerco a ella y comienza a hablar.
—¿Qué ocurre Ross? —Cuestiono por aquella actitud.
—Shey, el príncipe se acercó a mí, me dijo algo sobre la pintura que estaba viendo a lo que yo contesté amablemente. Pero lo más raro fue lo que me pregunto después —dice de manera que solo escuchemos ella y yo.
—¿Pues qué fue lo que te preguntó? —Hablo queriendo saber. Dentro de mí hay una especie de ilusión que está deseosa por saber que es lo que Zarek ha dicho.
—Me pregunto sobre el color de sus ojos —hace una pausa para después continuar —. Yo le contesté que marrones, él solo me hizo una seña a manera de agradecimiento y se fue hacia donde estaba el amor de mi vida, quien en cuanto lo vio sonrió abiertamente —termina de decir, yo estaba escuchando atentamente lo que decía, hasta que mis sentidos captaron lo del color de ojos.
—Espera, ¿Sus ojos eran marrones? —pregunto antes de hacerme ilusiones. Mi amiga asiente con la cabeza, a lo que yo sin querer exclamé un pequeño grito, el cual llama la atención de los otros dos presentes en la habitación, quienes inmediatamente se acercaron.
—¿Se encuentra usted bien? —Cuestiona el príncipe Zarek observándome con la mirada llena de preocupación. Mi vista se encontraba en sus ojos, los cuales de nuevo tenían esa tonalidad gris dándole a azul.
Yo no sabía qué hacer, sentía mi cara arder, me he sonrojado frente a mi crush de toda la vida. Maldigo esta facilidad con la que mis mejillas se tornan carmesí por cualquiera cosa.
—No se preocupe, majestad, estoy bien. Lo que pasó fue que recibí una buena noticia, solo eso —alego lo primero que se me viene a la mente, mientras trato de calmar mis reacciones.
«¡Genial, lo he dicho sin titubear!» me festejo a mí misma.
—No me llame majestad por favor, con mi nombre es más que suficiente. Y me alegra mucho saber que se encuentra bien —pide regalándome una sonrisa que me recuerda el porque me gusta tanto desde niña.
—Pero eso sería una falta de respeto —logro decir ya con mis emociones un tanto controladas.
—Claro que no lo sería, puesto que yo se lo estoy pidiendo —sonríe aun más.
«Yo de esta no salgo viva».
—De acuerdo, Zarek, solo que tú también tendrás que tutearme —propongo extendiendo mi mano hacia él para cerrar el trato.
—Entonces acepto, Sheyda. —Toma mi mano para después depositar un pequeño beso sobre ella. Mi rostro no podía estar más caliente que ahora, debo estar rojísima. Su mirada buscó la mía.
«¡Dios! Como no puedo enamorarme más de esos ojitos».
Nuestro momento fue interrumpido por la princesa, quien al darse cuenta de la situación sonrió, y su sonrisa aumento en cuanto su vista fue dirigida hacia nuestras manos aun tomadas. Por instinto quise soltarme, sin embargo, el príncipe apretó un poco más su agarre para impedirlo, mi vista volvió hacia él, y en cuanto se percató de ello, me dedicó una pequeña sonrisa además de un pequeño guiño de ojo para segundos después soltarla. Se dio media vuelta y se dirigió hacia Alexander quien trataba de ocultar una sonrisa.
—Bueno ya que regresé, Sheyda ¿Me podría tomar una foto contigo? —Cuestiona agitando su teléfono frente a mí. Trayéndome de nuevo a la realidad.
—Claro yo encantada, Trina. —Amablemente respondo asintiendo con la cabeza.
Se acercó a mí para abrazarme, nos tomamos muchas fotos. Mi amiga se ofreció para tomar unas cuantas. Zarek y Alexander se acercaron para tomarse algunas tras una petición de Trina.
Pasaron uno por uno, Zarek pasaría a lo último, era el turno de Alexander así que cuando se acercó a mí.
—Vamos, señora, sonría —susurra divertido en mi oído, provocando una pequeña risa por parte mía, para después acompañarme. Nuestras risas fueron interrumpidas por alguien.
—¡Alexander, ella es mi elegida! —Exclama Zarek con tono molesto, dejándonos a todos con una expresión de sorpresa.
Les agradezco mucho su apoyo.
Puras vibras bonitas para ustedes.
✨💕Evelin C.
ESTÁS LEYENDO
ENTRE AMOR, REALEZA Y HECHIZOS
Romance¿Te imaginas estar enamorada del próximo rey de Grecia? ¿Saber qué no tienes esperanza puesto que bajo su familia hay un hechizo del amor verdadero? Bueno, Sheyda no está lejos de ello. Desde que tiene uso de razón su corazón solo late por una sola...