7 | Imposible de evitar

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El cielo nocturno de Terunai yacía cubierto de nubes. Estas eran oscuras, la luz de las lunas lo revelaban. Estas últimas no eran más que un manchón luminoso detrás de la densa barrera. Posiblemente llovería otra vez.

Había un frío que condensaba el aire. El aliento de las personas se volvía vapor al exhalarse.

Y en un callejón, dos hombres caminaban uno delante del otro. El primero lo hacía con las manos en los bolsillos de su gabán, mientras que el último caminaba con un candelabro en sus manos.

Bloaize... no, Dunai no era quien llevaba la luz, pues se la había dado por adelantado al muchacho. Por eso, además de sus pasos, sabía que lo estaba siguiendo como se lo había indicado.

De vez en cuando echaba una mirada hacia él, examinando si su expresión cambiaba.

No lo había hecho.

El joven pelirrojo se había comportado como lo habría hecho cualquier persona: suspicaz, temeroso, atento y tenso. Tal vez era de verdad lo que había comenzado a sospechar de él.

«Espero que a Iriadi le esté yendo bien, y que después no me refriegue en la cara sus locuras». La "magnífica" había entrado al castillo sin siquiera avisarle. Habían discutido cuando se encontraron en el hospedaje, pero ella había averiguado cosas muy interesantes, por lo que no pudo demostrar que había actuado equívocamente.

Había logrado doblegar su autoridad como líder. Muchacha rebelde.

Dijo que le sacaría información a unos nobles, que planeaban juntarse en algún sitio como un burdel o alguna taberna para gente poderosa. Debía ser un lugar clandestino, además de lo anterior.

Luego de eso, las vueltas sin destino de Dunai, lo habían llevado a un lugar como al que había ido hace poco. ¿Se sentía superado por Iriadi y quería ver si podía colgarse de su investigación?

Patético. No tendría caso hacer algo así.

O al menos, eso pensaba.

—¿A dónde vamos? —preguntó el joven.

Dunai se detuvo.

—Creo que por aquí está bien.

Su testigo miró para uno y otro lado, estudiando si había alguna trampa preparada. Buen gesto de su parte.

Bloaize había estado recorriendo una calle, cuando sintió que el espacio se distorsionaba. Era una sensación muy sutil ligada a la Convergencia, de aquellas que solo eran capaces de detectar quienes llevaban años y más años como hechiceros. Él mismo había adquirido tal habilidad no hace mucho.

En determinado momento, esa sensación disminuyó, así que volvió por donde había venido y se percató de que la alteración provenía de un burdel.

Definitivamente, Terunai era extraña, y lo que sintió, tenía parte de esa rareza. Este joven estaba conectado con el fenómeno y no podía pasarlo por alto. Si se hubiera resistido, quizá lo perseguía y lo incapacitaba. Había que sacarle información a como diera lugar.

Crónicas de HayinashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora