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Me desperté temprano y como no quería despertar a las chicas me vestí y salí sin hacer ruido hacia el Lago Negro, me senté contra uno de los árboles y me cayó un poco de nieve encima. Me puse a escribir en el cuaderno que tengo desde que entré al hospital, no todos los días escribo pero si en los que estoy contenta, triste o muy enfadada. Después de casi una hora escribiendo me fui a desayunar.

—Hola mujeriego —dije sentándome a su lado

—Hola muñequita —sonríe y una chica se le sienta al lado

—Hola Blackie —este mueve la cabeza y yo empiezo a comer

—¿Los chicos? —pregunto y me mira

—Durmiendo —dice y bosteza

—Voy a despertarlos —me agarra de la mano y niega levemente

—¿Por qué? —pregunto y señala con los ojos a la que tiene al lado

—No es mi problema —me levanto y me sienta

—Sólo hasta que me acabe el desayuno, y te acompaño a despertarlos —susurra y suspiro

—¿Qué tal la Navidad Blackie? —pregunta y me río por lo bajo

—Bien —dice este metiéndose una tostada a la boca y yo le quito una fresa del plato

—¿Nos vemos esta noche? —pregunta ella sonriendo

—Está noche no puedo —dice y frunzo el ceño

—¿Y mañana? —pregunta de nuevo

—Tampoco —niego y le quito otra fresa y me mira de reojo

—¿Y cuándo puedes? —ruedo los ojos, "arrastrada" pienso

—Yo te aviso, vamos a despertar a los chicos muñequita —dice y nos levantamos

—No la vas a avisar, ¿a qué no? —digo y niega

Llegamos a la puerta y cuando Sirius esta por abrir lo paro.

—¡ARRIBA DORMILONES! —grito entrando y golpeo la puerta para hacer más ruido

—Buenos días a ti también —dice James de mal humor

Mujeriego <SIRIUS BLACK>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora