Sirius y yo estábamos de cita en la sala de Menesteres, lo miré y besé su mejilla, el me besó los labios y me senté encima suyo, fuí bajando los besos a su cuello y levantando su camiseta, sonrío y se la quitó, metió las manos por la mía y apretó mi cintura, abrí los ojos y me separé al sentir como esta pasaba por mi cabeza, cayó al suelo y Sirius me miró.
—¿Seguro qué estás lista cariño? Puedo seguir esperando —me acaricia la mejilla y asiento
—Solo... Voy al baño un momento —asiente y voy a uno que me acababa de imaginar, cierro la puerta y me miro al espejo
—Que asco —susurro y me pongo de lado
—No soy ni la mitad de bonita que las demás chicas —me siento contra la pared y tapo mi cara con las manos y sollozo en silencio
—Nena, ¿estás bien? No hace falta hacerlo, te he dicho que puedo esperar, no quiero que te sientas presionada amor —lloro más y me vuelo a mirar en el espejo
"Lo ha dicho porque me ha visto sin la camiseta..." me seco las lágrimas y levanto la falda
—Menudos muslos... Que asco, encima están... Caídos por... Estúpido cáncer me has dejado los músculos débiles —susurro y me vuelven a caer lágrimas, me tapo la boca para que no se me oiga y vuelve a llamar
—¿Muñequita? —
—En un rato salgo —digo y me siento en el váter
—Eileen, ¿qué te pasa? Tú voz está rara, ¡abre! —me vuelvo a tapar la cara y suspiro, oigo una explosión y miro a Sirius