—Ya verás como te quedas muñequita, seguro que... Te juro que no voy a dejar que te echen —dice Sirius abrazándome
Una hora después
—Señorita Marsh, ya está autentificado, si es verdadera la carta pero el interior no, no existe esta ley, la ministra fue sobornada con 2000 galeones para hacerlo —dice McGonagall a nuestro lado y sonrío, Sirius me abraza más fuerte y me río
—Menos mal —digo y ella se va
—Te lo dije —susurra y lo miro, el baja la vista a mis labios se va acercando y...
—¡Blacky! ¿Tienes libre la habitación esta noche? —pregunta una sentándose a su lado, el me mira y sonríe pasando el brazo por mis hombros
—No, y ya te dije que estas fiestas no necesitaba compañía —dice y fruncido el ceño
—Venga Blacky, si nos lo pasamos muy bien. Además si no quieres compañía, ¿porque estás con...? Esa —dice la otra mirándome mal
—Mira bonita, esta tiene nombre y ya te ha dicho que no así que deja de intentarlo —digo levantándome
Ella se va enfadada y Sirius me mira sonriendo, me abraza y suspira.
—Duerme en nuestra habitación, así no te quedas sola —dice y me tumbó poniendo la cabeza en sus piernas
—Vale —digo y sonríe