Habían dado las doce y media y no paraba de nevar.
—No te enfades por fa —dice levantándose y mirándome
—¿Qué? —digo y junta nuestros labios, me quedo quieta unos segundos pero le correspondo, él sonríe cuando pongo las manos en su nuca y me agarra de la cintura para sentarme en la mesa, apenas dura diez segundo y cuando se separa sonríe
—¿Qué? —pregunta al ver que lo miro mucho
—Que ha durado muy poco —digo y lo vuelvo a besar, el muerde mi labio y sonrío, me acerca más a él apretando mi cintura y sonrío acariciando su nuca
Nos separamos respirando entrecortadamente, él junta nuestras frentes sonriendo.
—No pienses mal, te juro que si fueras una más no te hubiera besado así —dice y sonrío, me acarició la cara y asiento
—Y hubieras bajado la mano, te he visto besarte con más de una —ríe y cierra los ojos
—Eres única muñequita —dice y deja un beso en mi frente
—Y tu mujeriego —susurro y una ráfaga de aire helado entra
—Hostia puta —decimos a la vez y reímos