Miré por la ventana del cuarto de Sirius y este me abrazó. Apoyé la cabeza en su hombro y suspiré.
—¿Por qué coño me pasa todo a mí Sirius? —pregunto y besa la cabeza
—Ven aquí —nos sentamos en su cama y me abraza
—Es que... Joder! —digo y el acaricia mi pelo
—Me tienes a mi, lo superaremos juntos muñequita —dice y lo miro
—No te merezco... —susurro y acaricia mi mejilla
—Te mereces alguien mil veces mejor, pero te juro que nadie te amará como yo hermosa —dice y lo beso de nuevo
—Te amo —susurro y sonríe
—Te amo —roza nuestras narices y nos tumbamos, el me abraza y sonrío
—Además, ya cuidaremos de James, es como un niño de diez años —me río y me giro haciendo cucharita con él
—Uff muñequita... —susurra y sonrío
—Nunca te hacia pasado mujeriego, no conmigo —digo y acaricia mi cintura
—Me pasa todos los días, cada vez que pienso en ti, pero no te lo digo —susurra y me giro
—¿Por qué Sirius? Podemos hacerlo cuando quier... —me interrumpe
—No, se que aún no lo has hecho con nadie y voy a esperar hasta que estés completamente segura —sonrío y lo beso para tumbarme de muevo, se levanta y unos minutos después vuelve secándose las manos en la camisa
—Asqueroso —susurro y ríe abrazándome
—Así me amas —dice y me pega a él