Estaba junto al lago negro jugando con Canis cuando hecho a correr en dirección contraria, me levanté y lo seguí.
—Tenía ganas de estar con papá —sonrío y Canis le lame la cara a Sirius
—Pues yo también, volvamos allá —me da la mano y vamos hasta un árbol, nos sentamos bajo este y jugamos a tirarle palos a Canis
—¿También quieres ir? —pregunto riendo
—Se llaman instintos Gatita, a veces los tengo —le doy levemente y ríe
—En el fondo te gusta que te diga Gatita —niego y me guiña el ojo
—Te quiero —lo miro y me besa, Canis empieza a ladrar y lo miramos
—Que chivato coño —dice James saliendo de debajo de la capa, se sienta frente a nosotros y suspira
—Te ha llegado esto enana, dice Marco que es de tu viejo colegio, de un tal Ian —agarro la carta y la leo
—Bien, luego la tiro —
—¿Quién es Ian? —pregunta Sirius y James se levanta
—Nos vemos luego sobrino —le dice a Canis y este ladra
—Un chico al que supuestamente le gustaba, fue una apuesta, pero nunca consiguió nada, lo deje en la frienzone siempre, nunca pude dejar de pensar en mí Mujeriego preferido —digo y me abraza
Canis se tumba en mis piernas y Sirius lo acaricia.
—Nuestro hijito —susurro
—Si Muñequita, nuestro precioso hijito —lo miro y me besa
