Llegamos arriba de la colina y a lo lejos vimos el Sauce Boxeador.
—Llegamos —dice Sirius y asiento
—Sirius mírame —lo hace extrañado y sonrío
—¿Qué pasa? ¿Tengo algo? —pregunta poniendo los brazos en mis hombros y entrelazando sus manos tras mi nuca
—Unos ojos hermosos —digo poniendo mis manos en su cadera y acercándolo a mí
—Gracias, pero los tuyos son más bonitos —dice sonriendo y lo abrazo
—Eres muy alto —digo y ríe
—¿Y no te gusta? —pregunta
—Me haces sentir bajita —me separa y levanta haciendo que pase las piernas por su cadera, río y me guiña un ojo
—Si hago esto no —susurra y lo beso
—Me encanta que hagas eso —me muerde el labio y oímos un estruendo
—No llega a nosotros, ¿no? —pregunto y Sirius me baja
—Espero que no —dice poniéndose delante mío y haciendo que de unos pasos atrás