Capítulo XXXI

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Jinyoung miraba como Yonghee vaciaba su estómago en el pequeño cubo de basura del parque. De algún modo habían terminado en una pequeña feria relativamente cerca del lugar de ceremonias. Yonghee había decidido que quería algodón de azúcar, luego se subieron a una atracción que daba vueltas y toda la comida volvió a salir del pequeño cuerpo de Yonghee.

—Esto fue una mala idea —dijo Yonghee mientras se limpiaba intentando aún no manchar su traje que de algún modo continuaba intacto, incluso las machas de té casi no eran notorias.

—No quiero decir que te lo dije pero te lo dije —le respondió pasándole una botella de agua.

Jinyoung miró su celular mientras Yonghee tomaba del agua como si su vida dependiera de eso. Tenía varias llamadas perdidas de la mamá de Yonghee y algunos mensajes de Seunghun que estaba tomándole fotos a Hyunsuk no sabiendo nada de la situación actual. Faltaba solo media hora para el comienzo de la ceremonia.

—Entonces ¿Aún no quieres volver?

Yonghee lo miró sin decir nada pero luego suspiró.

—Sí, creo que ya tuve suficiente de escapar de los problemas, evidentemente me trae más ansiedad...

Jinyoung abrazó a su amigo suavemente como llevaba haciendo casi desde que salieron del lugar de ceremonias.

—Estarás bien, es Hyunsuk al fin y al cabo.

—Yo sé...

—Es como tu media naranja.

—Puede ser.

—Como el centro de chocolate de tu vida.

—Ya entendí.

—Como tu alma gemela.

—No creo en las almas gemelas...

—¿No? —le preguntó asombrado, Yonghee siempre había sido un romántico empedernido, era extraño que no creyera en esas cosas.

—No, o sea, las cosas pueden salir mal, esto puede ser el principio de un error...

—Yonghee...

—Esta bien, no es que vaya a escapar, es solo que también soy realista —dijo alejándose de los brazos de Jinyoung.

—¿Tienes miedo?

—Obviamente, pero es normal, o al menos eso creo, pensar en los tal vez y los qué tal me causa mucha angustia pero... Quiero hacerlo, en este momento quiero estar con Hyunsuk... si es posible por el resto de mis días. Y sí tal vez es un error que quiero cometer.

—Wow, por un momento pensé que había perdido al romántico de mi mejor amigo —se rió intentando cambiar la atmósfera y logrando que Yonghee sonriera— tu mamá está preocupada, si vas a hacer esto, será mejor que nos vayamos ya antes de que le dé algo.

Yonghee asintió pareciendo recordar la existencia de su propia madre.

—Bueno, continúa con la actitud de amar a Hyunsuk hasta que lleguemos, luego serás problema de tu mamá —dijo tomándolo de la mano y comenzando a correr para tomar un taxi.

Al llegar la mamá de Yonghee ya se estaba por desmayar de la angustia, solo faltaban unos minutos por lo que tuvieron que maquillar a Yonghee de nuevo. Para evitar el regaño de la señora Kim, Jinyoung salió silenciosamente de la sala de espera de Yonghee para encontrar con su novio que lo esperaba afuera de esta.

—¿Qué haces aquí?

—Eso me preguntaba, llevan un rato perdidos ¿No? —le dijo con complicidad.

—¿Nos viste? —preguntó sorprendido.

—No, Seochan me dijo que los vio irse —rió.

—Metida —suspiró.

Seunghun lo tomó de la muñeca y entraron a la pequeña habitación llena de artículos de limpieza que se encontraba a unos pasos.

—¿Qué pasó?

—Yonghee está nervioso, pero ya está todo en orden.

—Hyunsuk está bastante enfermo, creo que le dará taquicardia de tantos medicamentos para el resfriado —le dijo muy cerca de su rostro ya que casi no entraban en el pequeño cubículo—. Pero tranquilo, el secreto de Yonghee está a salvo conmigo.

—No hicimos nada malo... Solo un respiro, supongo.

—Te creo —le dijo Seunghun y Jinyoung pudo ver su sonrisa a pesar de la oscuridad de la habitación. La sonrisa de Seunghun realmente debilitaba a Jinyoung.

—¿Crees en las almas gemelas?

Seunghun dejó de sonreír ahora confundido.

—¿A que viene esa pregunta? —rió.

—Solo una respuesta de sí o no.

—No lo sé, ¿Tendría que creer?

—Por mucho tiempo pensé que Byounggon era tu alma gemela, tal vez nada romántico pero simplemente es una compresión mutua qué es díficil de entender.

Seunghun no respondió nada seguramente pensando en lo que dijo Jinyoung.

—Yo creo que tú eres mi alma gemela —respondió de repente haciendo reír a Jinyoung.

—Somos muy distintos para serlo.

—No creo que tenga que ver con eso —le dijo tomando sus manos y dejándolas a los costados de ambos— por ejemplo, siempre sabes cuándo tuve un mal día y también sabes que decir o hacer para animarme, aunque no te lo diga.

—Eso es porque te conozco bien.

—Pero ¿cómo sabes tan justamente lo que quiero? Porque a veces ni yo mismo sé, pero lo que sí sé es cómo ponerte de buen humor también, a mí manera —rió—. Tal vez me conoces más que yo a mí mismo, y yo a tí. ¿No son esas las almas gemelas? A lo mejor no es el destino como piensan muchos, tal vez simplemente es algo que se decide con el tiempo... —dijo mirando a la pequeña luz que entraba en la habitación para luego reir—. No me hagas caso, no sé ni lo que digo.

—Entendí —respondió Jinyoung sonriendo.

Seunghun volvió a reír y Jinyoung se acercó a sus labios besándolo lentamente. Seunghun sonreía entre los roces de los labios mientras acariciaba las manos de Jinyoung con sus pulgares. Luego de un tiempo complaciendo los dulces besos que quería Jinyoung, Seunghun profundizó el beso y bajo lentamente por su cuello dejando una fila de besos para luego regresar a sus labios.

—¿No deberías estar ayudando a Yonghee como padrino? —dijo Seunghun sin parar de besarlo luego de que dejaran de ser roces inocentes.

Jinyoung se detuvo lamiendo suavemente el labio inferior de Seunghun.

—Vale, deja esta situación en la pizarra de pendientes en tu cabeza Hunnie —avisó apartándose y abriendo la puerta justo al tiempo en el que la madre de Yonghee salía de la sala de espera notablemente estresada.

—Jinyoung, ya debemos ir en camino —lo tomó de la muñeca mientras Jinyoung intentaba arreglar su traje y se despedía de Seunghun.

Toda la familia de Yonghee, incluyéndolo, salía de la habitación de espera. Quedó al lado de Yonghee y pudo notar la gran carga de estrés que llevaba el pobre.

—Todo saldrá bien —le aseguró tomando su mano. Yonghee lo miró y frunció el ceño.

—Tienes el maquillaje corrido —le dijo aparentemente notando el estado de Jinyoung que enseguida buscó espejos mientras caminaban para notarlo e intentar arreglarlo rápidamente. Yonghee miró atrás y vió a Seunghun que miraba la situación entretenido, tanta gente caminando estresada por el pasillo— Bueno, al menos alguien se divierte.

—¡No hicimos nada Yonghee! Hoy es tu día, los invitados al gran día esperaremos que sea al menos media noche para hacer algo —aseguró entre risas pero Yonghee no parecía divertido.

—No es gracioso —dijo una vez llegaron a la entrada del salón donde se realizaría la ceremonia.

—Bueno finge que lo es y sonríe para verte bonito. Ya vamos a entrar.

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