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Katia

—Hola Mar— la saludé cuando le abrí la puerta y me sonrió agachándose un poco para darme un beso en la mejilla

—Hola mi vida, ¿cómo estás?— preguntó y me alcé de hombros cerrando la puerta— ¿cansada de esto verdad?

—Mucho, no tenés una idea— dije negando con la cabeza y me sonrió para sacar algo de su cartera

—Nunca me olvidaría, ¡feliz cumpleaños Katia!— dijo feliz y sonreí cuando me dio una caja con un moño, se agachó y la abracé con todas mis fuerzas

Era como la madre que nunca tuve.

—Gracias, de verdad gracias— dije apunto del llanto y ella negó mientras me acariciaba el pelo

—¿Todo bien?— preguntó Gonzalo bajando las escaleras y Mar se separó de mí para saludarlo

—Todo excelente, linda casa Gonzalo— dijo Mar sonriéndole y Gonzalo asintió— solo le estaba dando a Katia su regalo de cumpleaños

—Ah si, hoy cumple veinte la nenita— dijo Gonzalo mientras me veía sonriente— ¿ya abriste tu regalo?

—No— dije y enseguida arranqué la envoltura para abrirlo, sonreí de oreja a oreja al sacar un buzo color rosa pastel— esta precioso Mar, gracias

—Sabía que te encantaría— masculló Mar sonriendo

—Bueno, creo que mi regalo va a ser el peor de todos— dijo Gonzalo haciendo puchero y negué agarrándole la mano para dejar un besito en ella

—¿No te tenias que ir ya?— recordé y Gonzalo abrió los ojos en grande al ver su reloj, y fue corriendo por las llaves del coche

—Me voy, emmm Mar un gusto verte otra vez— dijo dándole un beso en la mejilla— y pasó por vos más tarde, y vamos donde
Mauro, te quiero— se agacho para darme un pico en los labios y después de eso salió corriendo de la casa

—Vaya, progresamos con tu "amigo"— dijo haciendo comillas en el aire y rodé los ojos

—No somos nada— afirme y Mar alzó ambas cejas

—¿Segura?, pues a mi me parece que si, ese beso me dice muchas cosas— dijo mientras se sentaba en el sillón y asentí

—Ya lo se, pero por ahora nada, nos gustamos nos damos besitos y ya— dije haciendo un ademán con la mano y Mar se rio

—Eu, hablando de temas serios, ¿que sabes de tu mamá?— automáticamente se me borró la sonrisa, dejé el buzo en el sillón y en la silla me di media vuelta para ir a la cocina

—No quiero hablar de ella, menos en mi cumpleaños— susurré y Mar me tomó por los hombros

—Katia, sabes que no podes estar esquivando el tema todo el tiempo. Necesitas verla, tiene que ver cómo estás para que recapacite, la necesitas— al escuchar eso negué frenéticamente con la cabeza

—No...no no no y no— me negué rotundamente—, no la necesito, no me necesita y no tiene que saber cómo estoy para que recapacite, no por no poder caminar quiera decir que ahora si la necesito. La necesité toda la vida ¿y donde esta?, no esta y nunca va a estar, aprendí a vivir sin ella, me abandono, me lastimo

—Tal vez cambió—susurró Mar y negué— tal vez si Katia, vos no sabes— insistió hasta que no pude más y explote

—¡ME IBA A VENDER!— grité eufórica, dolida, con los ojos llorosos

Mar no dijo nada, solo se puso de cuclillas para abrazarme fuerte, me descargue en ella y llore como nunca lo había hecho. Me dolía recordar a mi madre por esa razón, me había hecho mucho daño desde pequeña, y yo siempre supe donde estaba y donde esta, pero no he querido verla por miedo, por que me desprecie como lo hizo toda su vida.

luna - bizarrap Donde viven las historias. Descúbrelo ahora