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Katia

—Eu, posta me tengo que ir ahora si, mañana tengo cosas que hacer— dije cortando el silencio, hace rato estábamos en el coche de Martin encerrados afuera de la casa

—¿Que cosas?— preguntó en un susurro mientras me abrazaba, tragué grueso y recargué mi cabeza en su hombro

—Unas sesiones por mi enfermedad— dije y salió de su escondite para verme

—¿No querés que vaya con vos?— preguntó y lo pensé bastante bien, Gonzalo era mi acompañante para eso, básicamente

—N-no— murmuré— Gonzalo me acompaña siempre

—Por cierto, ¿es tu novio?, ¿tu hermano?

—Nada de eso, es mi amigo— dije alzándome de hombros y Martín asintió con una sonrisa

—Bueno, entonces te dejo que descanses— dijo mientras acariciaba mi mano, asentí y me miró fijo—¿te puedo dar un beso?

—¿E-en donde?— pregunté muerta de los nervios, me hice chiquita en mi lugar y Martin señaló mis labios

—Ahí

—N-no crees que es un poco, ¿pronto?, o no se, es que... n-no quiero. O sea si, p-pero— empecé a tartamudear, Martín lo noto y se rio antes de dejarme un beso en la mejilla

—Tranquila, no lo voy a hacer sino queres, nos vemos el lunes en el trabajo— asentí con una sonrisa, me baje del coche y cuando entré a la casa Martin se fue

Fruncí el ceño cuando escuché silencio en toda la casa, mire en la habitación de Gonzalo y no estaba, el coche tampoco estaba. Me fui a mi habitación para sacarme la campera y tomarme la pastilla de nuevo, me hice una colita alta y me fijé por las escaleras cuando escuché la puerta abrirse.

Gonzalo estaba tambaleándose para ir a la cocina, bajé las escaleras y estaba murmurando cosas sin sentido. Claramente estaba borracho, me acerqué a él por la espalda y lo agarré fuerte antes de que se cayera al suelo.

—Cuidado— le dije sentándolo en una silla, me miró y sonrió hasta que sus ojos se hicieron chiquitos— que buena noche pasaste

—Tal vez— dijo arrastrando las palabras— me faltaste vos

—¿Manejaste hasta acá?— cuestioné y asintió cabizbajo— no lo hagas, es peligroso. Mejor llámame a mi y te recojo, no importa la hora

—Gracias— susurró—¿q-que tal tu cita?

—Creo que no estás en condiciones para escucharlo— dije riendo y ladeó las manos mientras se quejaba

—N-no, no, yo quiero saber ya, quiero escucharlo— insistió y rodé los ojos

—Bueno, pero vamos al sillón— dije al ver que estaba apunto de darse contra el suelo en la silla, lo levanté y caminó conmigo hasta el sillón, se tiró en él y se acomodó para verme mejor

—¿Y?— preguntó con los ojos entrecerrados, en cualquier momento caía rendido

—La pase bien, fuimos a cenar, y a la casa que te dije de los gatitos. De ahí fuimos a su casa, quería que la conociera, y nos quedamos un rato en su coche acá afuera, en conclusión todo excelente— explique y Gonzalo alzó ambas cejas

—¿C-chaparon?— preguntó en un tono más bajo, ni siquiera me miró cuando preguntó

—No...— dije mirándolo, aunque la vista de él permanecía en el sillón— bueno, quería pero, yo no quise

—Lo hubieras hecho Katia— dijo y por fin me miró, aunque algo había cambiado en su mirada, reflejaba, tristeza o decepción

—¿Por que?

luna - bizarrap Donde viven las historias. Descúbrelo ahora