Katia
maratón; 2/2
—Bueno dale, ya está— le dije a Gonzalo cuando me ayudó a levantarme de la camilla— no estoy inválida
—Bueno, me pegaste tremendo susto cuando te caíste, me mato si te pasa otra vez— dijo mirándome y rodé los ojos mientras sonreía—¿estás mejor?
—Si, mejor
—No lo hagas de nuevo— pidió mientras me pasaba mi ropa— de verdad, no tenías que hacerlo
—Lo se, pero, me sentía tan bien— susurré mientras agarraba mi ropa— pero creo que ya aprendí una lección para no hacerlo otra vez
—Más vale— me señaló y me dió un abrazo para darme una palmada en la espalda— anda a cambiarte, te espero afuera
—Dale— asentí y se fue de la habitación para dejarme cambiar, mientras pasaban por mi cabeza demasiadas cosas
Mar me había advertido sobre los medicamentos comprados en droguerías, pero me había confiado. No podía tomar algo sino era supervisado por Mar o por algún médico, y claramente no había hecho nada de eso, entonces, era mi culpa. Tomé mi celular cuando sonó y era Martín llamándome.
—Hola— dije cuando conteste mientras me ponía los jeans
—Katia, ¿cómo estás?, ¿mucho mejor?— preguntó con voz dulce y asentí aunque no pueda verme
—Sip, mejor— dije sonriendo— estoy saliendo del hospital
—Que bueno, aún tenés licencia del trabajo por una semana. ¿Querés ir a una fiesta conmigo pasado mañana?
—¿En donde?
—En casa de un amigo mío, va a estar buenísimo, tenés que venir— insistió y rodé los ojos sonriendo
—Está bien, iré. Mientras me tengo que ir, me están esperando, nos estamos hablando
—Dale, chau hermosa, cuídate— dijo del otro lado y corté la llamada, me arreglé un poco el pelo y después de meter mi ropa y mis otras pertenencias a una mochila salí del hospital, cruzándome con mi médico
—¿Lista para irte?— me preguntó y asentí— escucha Katia, es mejor que no recurras a drogas para...
—Pero no eran drogas— lo interrumpí y negó
—Si eran, te hicieron creer que eran píldoras comunes para relajarte pero no es así. Estabas ingiriendo sustancias nocivas para la salud, por favor si pensas en tomar algo, veni conmigo y te recomendare pastillas, o con tu maestra, pero mientras no ingieras nada, nada comprado en farmacias o droguerías. Absolutamente nada, ¿esta bien?— explicó y asentí con la cabeza, después me despedí de él y salí del hospital montándome al coche con Gonzalo el cual estaba esperándome
De repente me vinieron recuerdos de todas las veces que estuve ingiriendo dos píldoras o hasta tres al día, y me arrepentía muchísimo. De la nada empecé a llorar y Gonzalo al saber lo que tenía me abrazó fuerte mientras me hacía caricias en la espalda.
—F-fue mi culpa— murmuré entre sollozos— n-no soy capaz d-de hacer algo bien... nunca, soy una tonta, una ignorante, puse mi vida en peligro sin darme cuenta, ¿¡dios en que estaba pensando!?
—Eu, tranqui, no te insultes Katia. No sos una ignorante ni nada de lo que decís, sos una persona, humana como yo, y tenemos errores, es normal tropezar, para saber que estamos haciendo mal, no te sugestiones por favor— susurró Gonzalo mientras me abrazaba, me aferré más a su cuerpo y me escondí, como la nenita que era

ESTÁS LEYENDO
luna - bizarrap
Hayran Kurguella tiene una enfermedad, él está enfermo de amor. lenguaje argentino.