AL FINAL SIEMPRE HAY LUZ.
Katia se retorció una vez más en la camilla, ella estaba segura de que iba a nacer; pero tenía dos horas en el hospital sufriendo contracciones. Y la mortificaba que Michele aún no apareciera.
—¿Donde está?.— preguntó Katia a Adrien y él negó, no tenía idea— Llámalo.
—No responde Katia.
—¡Inténtalo las veces que sean necesarias!.— dijo en voz alta y Adrien salió una vez más con el celular en la oreja llamando a su hermano
—Cálmate.— susurró Gonzalo limpiándole la frente por quinta vez
—No puedo.— dijo ella llorando— No aguanto Gonzalo, quiero que nazca ya.
Gonzalo no sabía que hacer, los médicos habían dicho que aún no estaba listo para nacer, aún faltaba mínimo una hora o más. Pero Katia ya no soportaba, las contracciones eran dolorosas, y sabía que sacar al bebé a la fuerza no era opción.
Katia sintió una vez más como su espalda se contraía y apretaba los dientes intentando distraer el dolor. Gonzalo le tomaba la mano y ella la apretaba con fuerza: pero a él no le dolía, creía saber que no era nada lindo sentir eso que ella, estaba sintiendo.
—¡Anto!.— dijo en voz alta Gonzalo y Antonella entró— Cuídala.
—¿Adonde vas?.— preguntó Katia mirando a Gonzalo— No me dejes.
—No te voy a dejar, necesito que te atiendan. Solo espera.— pidió Gonzalo y Katia asintió le soltó la mano y caminó por el pasillo buscando al médico que los había atendido antes
—¿Que pasó?.— preguntó Mauro siguiendo a Gonzalo a pasos rápidos
—No nace Mauro, tengo miedo.— dijo Gonzalo deteniéndose— No entiendo, llevamos dos horas acá.
—Tranquilo.— dijo Mauro poniéndole una mano en el hombro— Todo va a salir bien.
—Dios quiera; ahora necesito saber dónde está el médico.— dijo mirando en varias direcciones hasta que lo vio al final de un pasillo y caminó hasta él— Necesito que...
—Ya le dije que no puedo hacer nada, no hasta que su mujer esté lista.— dijo el médico apenas lo vio, ya sabía para que le hablaba
Era la octava ocasión.
—Está lista, más que lista para tener a ese bebé. No aguanta más, se va a desvanecer del dolor.— explicó Gonzalo suplicándole que haga algo
—Lo siento.— dijo el médico negando con la cabeza
—Yo lo siento por usted, ¿está desayunando acaso?.— preguntó Mauro y el médico junto con Gonzalo lo miraron— Mmm, comiendo en horas de trabajo.
—Es mi hora de comida.— sentenció el médico y Mauro chasqueó la lengua
—Su hora de comida se convierte en hora de trabajo cuando tiene a una mujer embarazada apunto de parir.— dijo Mauro mirando al hombre desafiante
—Ya les dije que...
—Esta bien— lo interrumpió Mauro—, usted desayune tranquilo que nos conseguimos a un médico que tenga realmente ganas de trabajar.
Mauro iba a darse media vuelta pero antes...
—...Ah y no es amenaza, solo le informo que se olvide de su doctorado, sabe que puedo denunciarlo. Gracias.
Gonzalo y Mauro se dieron media vuelta buscando a otro médico, pero entonces alguien a sus espadas habló.
—Está bien, vamos.— dijo el médico dejando su desayuno y caminó dejando a los otros dos atrás

ESTÁS LEYENDO
luna - bizarrap
Fanfictionella tiene una enfermedad, él está enfermo de amor. lenguaje argentino.