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—Come, por favor.— le pidió Gonzalo a Mara pero ella se negó una vez más— Llevas dos dias sin comer, es mucho. Por favor come algo.

—No quiero.— susurró ella haciéndole cara de asco a la comida

Y es que no comía por que no quería, se moría de hambre; pero estaba segura de que su estómago expulsaría todo si tragara algo.

—Bebé.— la llamó Gonzalo y Mara lo volteó a ver con los ojos hinchados, rojos; pero le sorprendió que la llamara así

Nunca le había dicho nada parecido; siempre la trataba por su nombre. Y ella también, pero que ahora Gonzalo le llamara de otra manera la hacía poner nerviosa y feliz. A Mara le gustaba mucho Gonzalo, le parecía un chico interesante: él no lo sabía pero ella no había estado cazando desde hace dos años. Y ella sintió que perdió toda oportunidad cuando lo vio con Katia, él se veía tan feliz con ella, y ella con él, que creyó que tendría que hacerse a un lado.

Pero cuando en una fiesta vio como ella salía llorando siendo su único apoyo su amiga —la cual Mara conocía muy bien—, y también vio como Gonzalo se besaba a Penélope y a otras dos pibas; una de ellas, hermana de Mara. Pero la hermana se había ido lejos hace unos meses, tenía que estudiar y decidió hacerlo en el extranjero.

Después de eso Mara nunca mas vio a Gonzalo con Katia, y supuso que habían terminado, y si. Pero después cuando lo besó se preguntó si él le haría lo mismo a ella. ¿Y que sentiría si así fuera?.

No se encontraba enamorada de él —no todavía—. Pero lo estaba logrando y tenía miedo de enamorarse, ¿uno vuelve a cometer el mismo error dos veces?.

Ellos no eran nada, se besaban, compartían intimidad y ahora Gonzalo trataba de estar diario con ella, por que sabía por lo que estaba pasando al perder a su padre. Y no quería dejarla sola y que llegara a hacer una tontería.

—Siento que voy a vomitar todo.— murmuró Mara sentándose en la cama para mirarlo mejor

—Te aseguro que no.— le prometió Gonzalo tomando entre sus manos un plato que contenía una sopa la cual aún estaba caliente— Esta rica.

—¿La probaste?.— le preguntó con una sonrisa y él asintió

Tomó la cuchara para acercársela a su boca, ella sopló y después se metió la cuchara a la boca para comer. Gonzalo le dio como si fuera una niña pequeña y cuando se acabó la sopa dejó el plato en la mesita de luz para rodear la cama y acostarse con ella; abrazándola.

—Gracias por cuidarme.— susurró Mara y Gonzalo sonrió sincero

La tomó de la barbilla para darle un beso cálido en los labios y después ella se volvió a esconder en su pecho.

🌙

Katia sonrió cuando vio Francia a horas de la mañana desde su ventana, la gente andaba de allá para acá, yendo al trabajo, a dejar a sus hijos a la escuela. Pero a ella le gustaba ver todo ese movimiento. Cuando la sábana le descubrió los hombros se tapó de nuevo y esta vez fue hasta la cama donde se acostó y se tapó con esta.

Miró la espalda desnuda de Michele a su lado y sonrió recordando lo de anoche.

Frunció el ceño ligeramente cuando vio unas cicatrices en su espalda, un poco más abajo. Ella era consciente de que no le había hecho nada, no le había enterrado las uñas en la espalda; y sabía que no eran recientes, y también que no eran rasguños.

Si no otra cosa.

Cuando lo tocó Michele se despertó, Katia tenía los dedos fríos y su tacto lo hizo brincar en su lugar despertándose. La volteo a ver y sonrió mostrando los dientes haciendo que sus hoyuelos salgan a la vista.

luna - bizarrap Donde viven las historias. Descúbrelo ahora