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Gonzalo

Doble la esquina y caminé unos metros más para después tocar la puerta, pero antes de que mis nudillos impacten en ella se abrió dejándome ver a Katia salir.

—Katia, hola— la saludé sonriente y me sonrió igual

—Hola Gonzalo, seguro venís a ver a Leonardo, no esta, salió hace rato— dijo mientras me daba la espalda puesto que estaba poniendo la puerta con llave— no hay nadie, dijo que te avisaría

—No lo sé— dije mientras sacaba mi celular y tenía un mensaje de hace cinco minutos de Leonardo diciéndome que no iba a estar— ah, ya vi el mensaje

—Bueno, me tengo que ir— dijo alzándose de hombros y fruncí el ceño, estaba oscureciendo

—Pero si está oscureciendo, ¿adonde vas?— pregunté siguiéndola

—A unas sesiones de mi terapia— dijo mientras movía las manos rápidamente buscando para el bondi

—¿De noche?

—Son en el día obvio, pero mi profesora no pudo dar la sesión en la mañana y me toca ir ahora— dijo he hice una mueca con los labios

—¿Querés que te acompañe?, así no regresas sola a la noche y podemos ir en taxi— ofrecí y lo pensó un poco, siempre su mirada reflejaba tristeza cuando alguien la quería ayudar

Y eso no era bueno.

—¿Seguro?— preguntó mirándome con los ojos brillosos, como si quisiera llorar, y no lo entendía

—Si, dale vamos— dije pasando mi brazo por sus hombros para empezar a caminar a una esquina para tomar un taxi, Katia le dio la dirección y en cuestión de diez minutos ya estábamos ahí

—¿Entras conmigo o querés esperar?— preguntó mientras subíamos unas escaleras

—Si querés entro con vos— dije alzándome de hombros y asintió, sus nudillos estaban a milímetros de la puerta, pero en cambio de tocar, se pegó con los mismos nudillos en la cabeza haciendo que cierre los ojos por el fuerte golpe, obviamente no intencionado

—Ay— se quejó mientras se sobaba— odio esto

—¿Estas bien?— pregunté sonriendo mientras pasaba mi mano por su cabeza para sanarle el dolor

—Si, creo— dudó y después sonrió— toca vos

Toqué y después de unos segundos una mujer más o menos mayor, nos abrió la puerta haciéndonos pasar, a mi me miró un poco raro analizándome de arriba a abajo, le sonreí y por suerte me devolvió el gesto, me senté en una silla a un costado de Katia y ella se sentó enfrente del escritorio de la, supongo, su profesora.

—Perdón que te haya hecho venir a esta hora Katia— se disculpó y Katia asintió neutral— vi que trajiste a un...¿que es tu novio o tu amigo?

—Mi amigo— dijo mirándome de lejos— se llama Gonzalo

—Mucho gusto— dije alzando mi mano en señal de saludo y la profesora asintió con la cabeza, para después sentarse en su silla

—Bueno Katia, ¿en que nos quedamos la última vez?— preguntó mientras hojeaba algo en un cuaderno

—En la sesión para controlar las palabras no intencionales, los sonidos y todo eso— dijo Katia mientras pegaba de repente en el escritorio y le pedía disculpas a la profesora

—Bueno, ¿lo aplicaste estos días?

—Si, casi no funcionó, de hecho antes de entrar me pegué yo solita— dijo entre risas y al escucharla sonreí

luna - bizarrap Donde viven las historias. Descúbrelo ahora