—Tranquila.— susurró Gonzalo a Mara
Le habían dado la terrible noticia de que su padre había fallecido en un vuelo a otra provincia de argentina. Mara no se había separado de Gonzalo en todo el día, lloraba sin parar y él ya no sabía que más hacer para que dejara de llorar.
La abrazaba, la mimaba, le daba besos; pero nada la calmaba por completo.
Sin darse cuenta el llanto de Mara cesó y cuando la miró ya estaba profundamente dormida. Le acarició los brazos para después dejarle un beso en la frente y dejar la cama sin despertarla, cuando lo logró salió y Mauro junto con unos amigos de Mara y la mamá de ella lo miraron impacientes.
—Se quedó dormida.— dijo cerrando la puerta y la mamá de Mara se limpió las lágrimas
Ella también lloraba pero en silencio.
—Gracias.— le agradeció para darle un abrazo y después meterse a la habitación de Mara para ver a su hija
—No dejaba de llorar, sentí muy feo.— murmuró Gonzalo a su amigo y él asintió
—Me imagino.— susurró, todos hablaban bajito
Abajo se encontraba el cuerpo sin vida del papá de Mara.
—¿Que sabes de Antonella?.
—N-nada, hablamos pero...no dijo nada de Katia. Ella afirma que no sabe dónde está.
—Lo dudo mucho.— susurró Gonzalo— Creo que... ya no deberías de preguntarle por ella.
—¿Por que?.
—Es mejor dejarla en paz de una buena vez. Dos meses Mauro, dos meses; me doy por vencido.— dijo negando con la cabeza
Ya no podía estar más tiempo velando por ella; ya no quería. Quería soltarla.
Mauro hizo una mini sonrisita, estaba esperando tanto que Gonzalo dijera eso, que por fin dijera "ya", que ya no podía más. Que por fin había entendido que no podía estar al pendiente de ella cuando ni siquiera sabía donde estaba, que no le hablaba y menos la veía. Por fin había entendido.
—Solo espero que donde esté, sea feliz. Q-que si tiene a alguien que la trate bien y la ame como se merece. Q-que no haga lo que y-yo hice.— susurró con la voz quebradiza y se limpió una lagrima traicionera
Mauro lo abrazó y Gonzalo le agradeció el afecto y la comprensión que tuvo con él durante esos dos meses. Mauro había ayudado de mucho, lo había sacado de la depresión, y de que posiblemente se juntara con alguien más; con Mara.
Mara era bella, muy bella. Tenía un carácter fuerte, pero era muy tierna, y atenta con Gonzalo y al enterarse que su padre había fallecido lo primero que hizo fue esconderse en él, llorando en su pecho por largas horas. Lo necesitaba para no sentirse sola.
🌙
—Es muy bella.— dijo Antonella al ver la foto de la Torre Eiffel que Katia le había mandado— Que hermoso que Michele te haya a llevado conocer su ciudad.
—Lo se, me encanta Francia. Quisiera viajar con vos acá algún día, te vas a enamorar.— murmuró muy segura de sus palabras
Aelig, el perro de Michele corrió a los brazos de Katia para acostarse sobre ella. Era un cachorrillo apenas, Michele se lo había regalado a Katia hace unos días, era un perro de raza grande, café con blanco, y padecía de heterocromia; lo cual lo hacía tener un ojo café y el otro azul claro.
Según el veterinario no le afectaba la vista ni nada por el estilo, por lo cual no había problemas ni cuidados especiales.
—¿Y qué onda con tu francés?.— preguntó Antonella haciendo énfasis en la penúltima palabra

ESTÁS LEYENDO
luna - bizarrap
Fanficella tiene una enfermedad, él está enfermo de amor. lenguaje argentino.