Capitulo 21

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Al día siguiente

El calor era terrible, al igual que los rayos del Sol al hacer contacto con una superficie.

Esa mañana, Jill se levantó porque Dana había comenzado a llorar sin razón aparente... O al menos, hasta donde sabía.

Salió de la cama con su cabello hecho un desatre, sus ojos estaban semi abiertos y tenía la boca seca.
Llevaba un pequeño shorts y una blusa blanca de tirantes, tal conjunto fue escogido con mucha selectividad, ya que el ambiente era muy bochornoso.

Caminó a la cuna de su hija y al llegar, sonrió de manera instintiva, La bebé calló por unos escasos segundos al notar a su madre mirándola.

Caminó a la cuna de su hija y al llegar, sonrió de manera instintiva, La bebé calló por unos escasos segundos al notar a su madre mirándola

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Jill la tomó en brazos y la meció mientras soltaba un gran bostezó, acto seguido miró el despertador de su habitación.

Su rostro dibujo sorpresa e incredulidad, pues la hora marcada eran las 10 de la mañana.

Alterada, bajó precipitadamente con su hija en brazos.
Ya que había prometido a Hunnigan que desayunarian juntas en la mañana.

Rápidamente dejo a Dana en el sofá y busco su teléfono, buscó el contacto de su amiga y le marcó.

Rápidamente dejo a Dana en el sofá y busco su teléfono, buscó el contacto de su amiga y le marcó

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—¡Ingrid!—Exclamo la señora Kennedy apenada por lo tarde que era.

—Valla... Al fin llamaste Jill, creí que nos veríamos a las 9:30 y ya pasó más de media hora.

La morena sonaba algo disgustada, pero tampoco molesta.

—Dame media hora y nos vemos en el lugar, ¿Si?—Finalizo esperando una respuesta afirmativa.

El suspiro de Hunnigan se pudo escuchar, incluso en la otra línea—Esta bien... Pero no te demores tanto... Ya llevo buen rato aquí.

—De acuerdo, te veo allá... Chao—Aliviada, colgó la llamada y corrió al piso de arriba para ducharse y cambiarse.

Estaba apresurada, la noche anterior se quedó llorando hasta que se quedó dormida y quizás eso fue la razón de su letargo está mañana.

Sumida en la prisa, pero no indiferente a lo que pasaba o había a su alrededor, Jill pudo como la ventana de su habitación estaba abierta y un florero que estaba a un lado de está, se encontraba tirado en el suelo totalmente estropeado.
Busco en su mente si había notado esto hace unos minutos, pero no lo hizo.

La historia de Leon y Jill 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora