Capitulo 53

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Al día siguiente

La mañana fresca y ligeramente fría, provocó que Jill se quedará dormida hasta las 11 de la mañana, tiempo el cual consideraba super tarde para su percepción del tiempo.

Se ducho, cambio y preparó el desayuno mientras se alistaba para salir.
Debía ir al pediatra como mensualmente lo hacía para los chequeos que le hacían a Dana, por ello, olvidó completamente el mensaje que Chris le había dejado la noche anterior.
Su cita era la 1 de la tarde y se haría más de media hora de camino al pediatra.

Después de desayunar y alistar a la pequeña, La mujer la tomó en brazos y caminó a la puerta de su departamento para salir.
Cruzó el pasillo hasta el ascensor con suma prisa en su andar, mientras la bebé seguía jugando con su sonaja.

Al cabo de varios minutos, llegó a la recepción y nuevamente se apresuró para llegar a su auto.

—Vamos...

Seguidamente entró al estacionamiento donde yacía su coche aparcado en una esquina, estando allí, sacó las llaves y con ese brazo intentó abrir la puerta, al conseguirlo se metió de lleno al auto.

Introdujo la llave para intentar encenderlo, pero no funcionó.
Replicó un par de veces más, a tiempo que su paciencia se agotaba al igual que su buena alegría por un nuevo día.

A lo pocos segundos salió y se dirigió al cofre para abrirlo, allí se dió cuenta que parte del cableado se encontraba parcialmente abierto, cortado y magullado por lo que parecía, un corte limpió y preciso.

—¡Demonios, parece ser que soy la única a la que le sucede ésto!

Subió su mano a su frente tratando de contener su amargura, la cual se incrementaría en cuestión de segundos.

Por su mente pasaron muchas cosas, una de ellas era saber quién habría sido, porque tenía muy en claro que ese tipo de cortes no se hacían solos, y mucho menos los hacia una rata o un animal nocturno que deambule por las noches.

Una vez Jill se quedó limitada sobre que hacer en ese tipo de situaciones, prácticamente no sabía nada sobre motores o temas mecánicos.
Tampoco era algo que le interesará saber, sin embargo, debido a lo recurrente que fueron este tipo de ataques a los autos que había tenido, llegó a la conclusión que esto fue un acto de vandalismo o represalia de la persona que más tenía en contra en este mundo... Ada.

La castaña no se contuvo y no paró de insultar a la mujer asiática, pesé a nisiquiera saber si verdaderamente fue ella detrás de este ataque.
Pocos segundos más tarde volvió a tomar sus cosas y a Dana, con ello se propuso llamar un taxi para poder asistir al pediatra.

Aún se encontraba molesta por lo sucedido, ya que no tener su auto significa no poder moverse del todo bien por la ciudad, y encima pagar los gastos del mecánico.

...

Durante los siguientes minutos se mantuvo sentada esperando el taxi que había llamado momentos antes con su teléfono.
Todo iba bien, y parecía que si terminaría asistiendo al pediatra después de todo, pero desafortunadamente para ella, no contó con la presencia de una persona que aprovecharia la situación para acercarse.

Inmersa en sus pensamientos mientras se mantenía cómoda detrás de una banca, La mujer
Fue incapaz de escuchar y ver al capitán que había aparecido en escena.

—¡Jill! Que bueno que te veo.

La ronca y dura voz del capitán la sacó de lleno de sus pensamientos, y provocó que ella se sobresaltara ligeramente con Dana a la vez.

La historia de Leon y Jill 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora