Capitulo 46

328 29 2
                                    

Cómo puedes valorar el lujo, si nunca probaste la mísera, Y para León, aquellas palabras le habían estado retumbando en su mente durante las horas siguientes después de que ella se fuera de su lado.

Su vida aparentemente perfecta, se fue al desagüe y como una coladera que succiona el agua, está jamás volverá.

Los minutos pasaron al igual que la horas, estás al pasó del tiempo se transformaron en días, que fueron sin saber nada de su esposa.

La llamaba a diario 6 o 9 veces por hora, le enviaba mensajes de texto e incluso a sus conocidos más cercanos, ninguno le dijo lo que el quería escuchar, o simplemente no querían decirle

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La llamaba a diario 6 o 9 veces por hora, le enviaba mensajes de texto e incluso a sus conocidos más cercanos, ninguno le dijo lo que el quería escuchar, o simplemente no querían decirle.

León había dejado de ir a trabajar en esos días, su mente estaba en una delgada línea de locura por siquiera saber dónde se encontraba Jill.
Si es que estaba bien, o si estaba pasándola mal igual que él.

De solo pensar que ella estuviera mejor sola y sonriendo de oreja a oreja, hacia que el agente se angustiara y perdiera todo afán de cordura que apenas conservaba.

...

El día 4 fue el más difícil, ya que fue a hablar con los ejecutivos de la D.S.O en el casó de su ataque a Ada.

Todo salió bien y al margen de lo que el se esperaba, los jefes creyeron lo que dijo, la confianza y seguridad que daba León a la agencia era primordial, su experiencia entre muchas cosas era casi invaluable, por ello decidieron no suspenderlo por más tiempo del que ya tenía, y al finalizar ese lapso, debía regresar y estar bajo prueba un mes el cual su nómina estaría a la mitad.

Al final León firmo y decidió tomarse unos días fuera del trabajo, no eran vacaciones ni mucho menos, debía ir por Jill o por lo menos contarle todo lo que verdaderamente pasó.
Ya si ella seguía firme en su postura de dejarlo, A el no le quedaría otra opción más que entender a su esposa, y dejarla ir, con todo el dolor que conllevaría hacerlo.

León se negaba a perderla, pero también se negaba obligarla a estar con él a la fuerza, Jill era libre de decidir que hacer con su persona y su hija, por ello el respetaría el camino que su mujer eliga.

...

Su camino al ascensor hubiera sido típico y normal, como todos los días de labor, sin embargo, en su trayecto a la salida fue interceptado por Hunnigan que pasaba justo en el mismo pasillo, y que al verlo no dudo en saludarle y abrazarlo.

León le había contado que Jill lo había dejado, no obstante, omitió la razón y una posible fecha de regreso de ella.
Por supuesto Ingrid estaba más que enterada de lo que verdaderamente pasaba en la pareja Kennedy, pero tal y como se lo había dicho Jill, No debía mencionar donde se encontraba y menos decirle que la había visto.

Hunnigan no tenía problemas para mantenerse callada, después de todo consideraba a Jill un gran amiga para su persona, sin embargo, Ver a su gran amigo masculino am afligido y lastimado le hacía sentir mal.

La historia de Leon y Jill 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora