Especial 2 (Final)

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Días después

La primera semana febrero era muy especial para el matrimonio Kennedy.
Dicha fecha era el mes el cual León había propuesto matrimonio a Jill hace casi ya 4 años, la vida no había cambiado mucho ente los dos, sin contar a la niña seguía saliendo y divirtiéndose  juntos, aunque con una responsabilidad extra.

La mujer era sumamente arraigada al hogar, espero fielmente todo ese mes para preparar un pequeño convivió para los dos, por supuesto, ella esperaba que León recordara esa fecha y si no lo hacía, mal le iría.

Por ello días antes de que acercara la fecha específica, La castaña decidió cortar su curiosidad y preguntar a su esposo si sabía que se celebra en los próximos días.

...

Era un domingo común y corriente en parque de su manzana, León llevaba de la mano a Dana mientras que ella le seguía, más pensativa de lo normal.

—Cielo...—Enseguida él le prestó atención.

—¿Si?

La inmediata reacción del agente alimento más su curiosidad

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La inmediata reacción del agente alimento más su curiosidad.

—¿Este viernes no es un día cualquiera o si?—Alzo sus cejas y empujó débilmente a León.

Pero el hombre desvió sus ojos al saber que aquella pregunta o era caxiosa, o tenía doble sentido, por lo cual respondió de la manera más natural posible:

—Oh... tienes razón juegan mis Rockets, gracias por recordarme linda—Prosiguio su andar con su hija dejando a Jill con la boca abierta.

La situación no era exactamente singular en su matrimonio, ya que León había olvidado su aniversario las 2 veces anteriores y solo fue capaz de recordar el primero, y fue en parte porque ella se lo dijo días antes.

...

De camino a casa la mujer se mantuvo disgustada en el auto, la niña hacía ruido en el asiento de atrás y el agente le seguía la corriente, pero la castaña no así.

Al pasar las horas, Jill preparó la cena y aún el comedor, los demás podían ver su disgusto.

León se preocupó, porque no sabía la razón y mucho menos, si la razón estaba relacionado con él.
Por lo cual no tuvo más remedio que hablar con ella minutos antes de irse a dormir.

Las luces estaban apagadas, aunque no las del pasillo y las de la habitación de la niña, ya que Dana le temía a la oscuridad.

Jill salió después de un rato del baño con la bata puesta, al quitarsela se recostó lentamente en la cama.
Su esposo estaba aún lado leyendo un libro, no se había decidido a dormir porque debía hablar con ella.

Fue así que cuando la mujer dió un gran suspiro y subió la sábana hasta su pecho, el agente encontró el momento exacto para hablar:

—linda, haz estado toda la tarde muy callada... ¿Acaso pasa algo?—Dijo mientras la tomaba del hombro.

La historia de Leon y Jill 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora