La historia de Leon y Jill 2

Capitulo 47

Al día siguiente

La noche no pudo ser más solitaria que nunca, Para León quedarse nuevamente solo en casa era al algo que ya consideraba extraño, hasta este punto de su vida.

Ya no tenía las buenas noches de Jill, y tampoco su dulce aroma que le acompañaba a la hora de dormir, ahora debía conformarse con toda la cama sola que tenía.

Tuvo insomnio la mayor parte de la noche y madrugada, alrededor de las 4 de la mañana se levantó y bajo a la sala por algo de café, buscó entre tantos papeles que había en la mesa regados que no se había tomado la molestia de leer.

Al cabo de un rato termino de ordenar todo y se acomodo en su sofá, estaba desanimado y apenas eran las 9 de la mañana, valla forma de iniciar el día.

...

Fue ahí, que inmerso en un océano de pensamientos sin sentido, que llegó a su mente un momento, en el cual recordó a Jill decirle acerca del convenio y que asistía entre semana.

Se levantó al Instante e intento cerrar sus ojos para recordar mejor aquella charla.
Durante varios minutos, sus cerebro y su memoria empezaron a carburar a mil por hora, sin embargo, para su mala suerte no fue capaz de recordar más que dicho lugar se encontraba en el centro de la ciudad.

Prácticamente no tenía dirección, y mucho idea de dónde empezar a buscar.
Lamentó no prestarle atención a su esposa en ese momento.

Suspiró antes de decir mientras sobaba su frente—Si todo sale bien al final, dejaré de ser tan idiota con ella.

Enseguida se levantó y busco en su laptop posibles sitios que guarden semejanza a lo que ella dijo.

Literalmente lo único que sabía era cuidaba algunos niños, que se encontraba en el centro de la ciudad y que habría todo el día.
No era suficiente, y al paso de los minutos su impaciente comenzó a afectarle.

Encontró alrededor de 20 locales parecidos, sin especificar exactamente que hacían por consiguiente le resultó aún más difícil descubrir el correcto.
Fue ahí en medio de su desesperación que a las dos horas, encontró el único local que era bastante similar a lo que su mujer había descrito semanas antes en la cena.

Aquel sitio estaba a un lado de una zona Centrika, por lo cual había mucha gente alrededor.
A León le resultó extraño, no podía recordar que Jill halla omitido ese detalle, o quizás si se lo dijo, pero este no presto atención.

...

Después de descartar los demás lugares, el agente tomó su chaqueta por el frío que comenzaba a hacer, y salió a aquel lugar con la firme intención de buscar a Jill.

Su GPS le guiaba mientras rezaba para que ella estuviera allí, realmente había tenido suerte de haber recordado ese momento y poder tener este indicio de su esposa.

Mantuvo la calma la mayor parte del trayecto, y a los pocos minutos de llegar los nervios se hicieron presente.
Estaciono su auto justo enfrente y antes de salir, miró alrededor.

Quizás si tenía suerte se toparia con Jill afuera, pero no fue así.
Se dió cuenta al Instante que era un lugar bastante grande, había niños que jugaban y corrían por los pasillos, lo notó sin siquiera salir del coche, ya que las enormes ventanas del local permitían ver parcialmente dentro.

Cuando salió del auto se precipitó al convenio, mantenía sus manos en los bolsillos de su chaqueta mientras que la brisa helada del día inundaba su rostro ya entumido por el frío.

Al entrar lo primero que hizo fue girar para todos lados, los infantes no le prestaron atención y se hacían a un lado y continuaban sus juegos.
Algunas mujeres esperaban sentadas como si una sala de espera se tratase, había también padres de familia, extraño tomándo en cuenta que no era un sitio de adopción, o al menos hasta donde él sabía.