Capitulo 55

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Después de una acalorada conversación con Hunnigan donde gran parte del tema fue León, Jill debía regresar a dónde había acordado con el agente verse para recoger a Dana.

De camino y ya estando conduciendo en plena avenida, no pudo evitar pensar en la palabras de su amiga.
Y no era que tratara de ignorar el tema, sin embargo, en ningún momento Jill llegó a pensar que León no halla hecho por un factor externo que jamás supo ella.

Y si era así, era imposible saber para ella que hacer inmediatamente después de corroborarlo.

...

Casa de León, media hora más tarde

Hace dos días que el agente había instalado un par de columpios en su patio de enfrente, justo a un lado del árbol que tenía.
Anteriormente cuando Jill vivía con él, ella se negó rotundamente para colocarlo, argumentando que nunca lo usaría y que era peligroso para la bebé.
Por supuesto para León era todo lo contrario, pero no quiso llegar a una discusión por un tema menor, por consiguiente, lo dejó allí.

Pero ahora aprovechó su situación y lo instaló.
Y ahí estaba en el columpio meciendose ligeramente para no asustar a Dana que se encontraba recostada en su regazo.

La pequeña pesé aún no decir ninguna palabra, no podía evitar su emoción y alegría al estar con León en las tardes, prácticamente el agente le cumplía sus caprichos y llenaba la mochila que Jill le daba para esos días, con regalos y accesorios que solía adquirir cuando iban de lugar a lugar.

Dana era lo único que le quedaba de Jill, por ello el agente consentía y mimaba todo el tiempo.

...

Miró su reloj alrededor de las 10 de la noche, Ella no solía llegar tan tarde a recoger a Dana y eso preocupó un poco a León que se incorporó del columpio e intento divisar el auto de Jill desde su jardín.

—¿Donde estás mujer...?

Al pasar los minutos, la impaciencia se hizo presente y provocó aún más preocupación en él.
Se movía de lado a lado en jardín, intentando calmar su angustia que empezaba a carburar.

Pero su miedo a que le halla pasado algo a Jill en el camino, fue totalmente descartado, cuándo 10 minutos más tarde, El auto de ella apareció al final de calle.

León no pudo evitar sentir un gran alivio al verla con detenimiento en el parabrisas, mientras se acercaba.

Un momento después, La mujer aparco su coche justo enfrente de la casa y a la pocos segundos, salió de esté.

El agente se acercó de inmediato a tiempo que sonreía, y decía:

—Bueno, no es que me moleste pasar tiempo extra con mi hija... Pero...

—Tuve un pequeño contratiempo, no es para tanto, ya estoy aquí—Exclamo con cierta dureza en su palabras

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—Tuve un pequeño contratiempo, no es para tanto, ya estoy aquí—Exclamo con cierta dureza en su palabras.

—Tuve un pequeño contratiempo, no es para tanto, ya estoy aquí—Exclamo con cierta dureza en su palabras

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La historia de Leon y Jill 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora