Capitulo 30

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Ese mismo día

Cuando se cambió para ir al hospital y pasar el rato con su amigo Ark, León se encontraba afuera dela casa esperando a que Jill saliera.

Sin duda no le cayó del todo bien que él, no le tuviera confianza para decirle sobre Ada, La mujer se notaba algo molesta y aparentemente fría.

Cuando salió al fin de la casa, Jill llevaba cargando a Dana con un brazo y la carreola con el otro.
Debido a ésto, y en parte a qué ella parecía no poder con ambos, el dijo:

—¿Necesitas ayuda?

Rápidamente ella lo miró y  estando muy a la defensiva, le respondió sin tapujos.

—¡Ja!, Ahora resulta que porque soy mujer y me veo más débil que tú, no puedo lidiar con ésto... Vaya machista.

—¡Que! Yo no quise decir eso Jill, simplemente quería ayudar.

—Aja si, mejor la próxima vez hazte a un lado y ve como...—Decia con tono sarcástico—Tu dulce y coqueta esposa, se encargada de todo.

Pasándo de largó, se dirigió al auto de León y al terminar de asegurar a la bebé, se precipitó al asiento del conductor.
El rubio se percató de ésto, y no tardó en comentar.

—Espera, ¿Vas a conducir tu?

Antes de que ella abriera la puerta, alzó su vista y lo miró en el otro extremo del auto.

Antes de que ella abriera la puerta, alzó su vista y lo miró en el otro extremo del auto

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—Vaya... Ahora resulta que no quieres que conduzca, ¿hay algo más que quieras cielo?, ¿Un pastel de chocolate?... O ¿quizás un postre de vainilla?... Aquí está tu querida esposa para complacerte.

Más allá del evidente sarcasmo usado más de la cuenta por ella, León estaba más que sorprendido, no se encontraba enojado pero si culpuoso, lamentó no haber dicho antes sobre Ada y evitar estas escenas.

—Ah... de acuerdo, conduce tú—Dicho eso, Se metió al coche seguido por Jill.

Durante el camino al hospital, ninguno de los dos dijo nada, cada uno en su mundo.
El rubio odiaba esa situación, y peor aún, sabiendo que Ada lo había provocado y que quizás se está regocijanzo en alguna parte de la ciudad, le sacaba canas verdes.

Ya pensaría en algo para contentar a Jill, esto no era algo excepcional, ya había un puñado de peleas entre los dos, obviamente ninguno por un tercero, pero en la mayoría, por no decir que en todas, a los pocos días tanto uno u otro, pedía disculpas dependiendo del motivó.

...

Cuando llegaron al hospital, León salió primero para sacar la carreola y no irritar más a la mujer, Ella tomó nota de eso y salió menos tensa del coche.

Al dirigirse a dónde Hunnigan, El hombre seguía siendo ignorado por su mujer, sabía que debía arreglar esto lo más pronto posible.

Ark se encontraba afuera de la habitación, y justo en el momento en vio a la pareja Kennedy se precipitó hacia ellos y les dió un fuerte abrazo a tiempo que decía:

La historia de Leon y Jill 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora