Es el libro 2, DE LA SAGA LEON Y JILL
Han pasado varios meses después de los acontecimientos de Chris, Por consiguiente, en ese transcurso de tiempo, Jill tendrá que ver cómo su relación ya establecida con Leon, se pone en tela de juicio cuándo Ada...
Eran las 5:22 de la mañana y León llevaba varios minutos despierto. Jill seguía profundamente dormida encima de su pecho, la mujer se veía tranquila y cómoda en todo caso.
Pero ese no era el problema en sí, la cuestión no era otra que Chris. El agente no quiso mencionar ese nombre al momento de consolar a su esposa, tampoco dió a entender que pasó ahí, sin embargo, si tenía esa pregunta, sobretodo porque no sabía nada de Chris desde hace meses, y el hecho de que el capitán haya ayudado a Jill con el jardín hace un tiempo, le daba a entender que el Redfield ya tenía rato con la firme intención de acostarse con su mujer.
Pasaron muchas cosas en su cabeza a medida que la sola idea de ver a su querida Jill con aquel sujeto, le hacía estremecer y endurecer sus facciones.
Tensiono ligeramente su cuerpo y de inmediato causó que la mujer se moviera delicadamente a su hombro. El se quedó quitó para evitar despertarla, por consecuencia calmó su amargura y enojó.
...
Al momento en el reloj marco las 6 en punto, León ya tenía pensado que hacer ese día. No era algo descabellado pensar en ir tras Chris, y la sinceridad en él, era poco evidentemente.
Fue así que intento quitarse de encima los brazos de Jill e incorporarse del sofá. La castaña generalmente era de sueño ligero, pero en esa ocasión ni el sutil movimiento que su esposo hizo al cargarla para salir de sofá la despertó.
El piso estaba frío, sin embargo, a él poco le importó y enseguida tomó la sábana y acto seguido cubrió con ella a Jill. La mujer no se inmutó de ninguna manera y prosiguió con su sueño.
—Tu sigue descansando...—Beso dulcemente su mejilla antes de tomar su chaqueta y salir de la casa sin hacer ni el más minúsculo ruido.
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En la noche, Departamento de Jill
Eran alrededor de las 8 de al noche y la mujer preparaba la cena con ayuda de Sherry. La rubia le había acompañado a su departamento para hacerle compañía, gestó que la Sra. Kennedy no negó.
La castaña estaba algo disgustada y confundida, no había visto a León desde la noche anterior. Cuando se levantó en la mañana en el sofá, se percató que estaba tapada pero no sé encontraba su esposo a su lado, y parecía que llevaba horas de no estarlo.
Por supuesto tampoco quiso exagerar y lo pasó por alto, sin embargo, a medida que él día transcurría intentó llamarlo en más de una ocasión, además, un sin fin de mensajes de texto debió saturar el teléfono.
Llegó a la conclusión que León debió irse a trabajar, no obstante, tenía un mal presentimiento.
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