Capitulo 42

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Horas más tarde, ese mismo día.

Ark conducía rumbo a la comisaría de la ciudad, ya debía pagar la fianza después de que León fue arrestado por el ataque hacia Ada.

La acción había sido tan inédita, que todos los guardias del piso subieron para tranquilizar e inmovilizar al agente, este último término forcejeando con más 8 guardias y un jefe de policía, la histeria llegó a todo el edificio y en especial al director de la torre.
El cual firme en su postura de negar cualquier ataque entre compañeros, suspendió y quitó la licencia de agente especial de la D.S.O a León hasta nuevo aviso, y dejando una posibilidad de que sea permanente.

Después de ser arrestado, fue traslado a la comisaría donde sería puesto en una celda a espensas de que Ada no haga un demanda y que, por supuesto su fianza se pagada.

León suplico antes de que lo metieran a la patrulla, que nada esto llegará a los oídos de Jill, y mucho menos sea del ámbito público.

...

Cuando el castaño llegó a la comisaría, el jefe de policía le atendió y le explicó de forma detalla todo el proceso, la fianza le daría libertad, pero ahora el agente estaría en la lista negra de la policía por el resto de su vida.

León yacía tendido en el suelo de la celda, cabizbajo y abrumado por lo que había hecho.
Literalmente había perdido el control de si mismo, prácticamente Ada está ya estaba completamente en su mente, le guste o no, aquella mujer había llegado tan lejos en su vida, que está comenzaba a arruinarla.

Eran alrededor de las 6 de la tarde, cuando Ark entró a la celda con ayuda del jefe de policía.

—Día de suerte niño bonito, pagaron tu fianza—Indico mientras quitaba las esposas de las muñecas del rubio.

El Kennedy se pusó de pie y empezó a sobar su maltratadas muñecas por la presión que las esposas hacían.

—¿Entonces prácticamente está libre del poder judicial?—Pregunto Ark.

—Si... Y no,—Guardo la llave en su bolsillo y continuo—Kennedy será libre, pero eso no significa que la policía no estará encima de él, el hecho de que halla atacado a una mujer lo pone en el ojo del huracán.

Regreso su vista al agente, y finalizó—Te estaré vigilando Kennedy, se que sirves al gobierno... Pero eso no me importa—Agudizando su dura voz y con mucho fervor en su tono, dijo—Si veo que intentas atacar a esa pobre mujer o a cualquier otra, no descansaré hasta verte tras las rejas de forma permanente.

—¿Te quedó claro, Kennedy?

León no tuvo más remedio que asentir levemente, mientras intentaba relajarse un poco.

Haciendo una pequeña señal con su cabeza, Tanto Ark como León salieron de la celda.

Durante su caminata hacia la salida, el bullicio de los policías no se había hecho esperar, El agente permanecía con la mirada baja y con una pesada respiración.

Ark no quería decir nada hasta que estén en el auto, y más, si no sabía exactamente porque su amigo había atacado a Ada de esa manera.
Escuchó el testimonio de la asiática cuando está lo contó a todo el piso, y al director de la D.S.O, sea verdad o no, debía escuchar el lado de su viejo amigo.

...

Al subir al auto, El castaño esperó antes de siquiera decir una palabra.
León seguía indiferente y mirándo por la ventana, absuelto a lo que pasaba a su alrededor, fue ahí cuando pregunto:

—¿A casa?—Interrumpio el silencio que se había formado dentro, dejando todo abierto apartir de ahora.

El agente tardo un par de segundos, para girarse y asentir sin decir nada, estaba tan callado y pálido que era increíblemente difícil saber que estaba pensando en ese momento.
Por supuesto al castaño le generaba incómodidad preguntar algo más.

La historia de Leon y Jill 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora