Seokjin recibirá dieciséis rosas en San Valentín, pero antes, seis chicos se enamorarán perdidamente de él. ¿Quién será aceptado?
Historia detrás de las dieciséis rosas que recibió Jin en San Valentín, en una preparatoria para varones. Específicame...
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— Cierre Tercera Parte —
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Aprieta el lápiz con fuerza, se concentra en aislar todos los ruidos del ambiente y a la vez en plasmar las imágenes proyectadas en su cabeza con el más minucioso detalle posible, cada línea y sombra en su lugar. Lleva el ceño fruncido y su mandíbula apretada, hasta llegaría a escuchar el rechinido de sus dientes si no estuviera empleando mente y cuerpo en su actividad por completo. Quien sea que lo viera diría que está en medio de algo muy importante y en efecto, es así. Los chicos de su mesa estiran el cuello para ver qué tanto hace Jungkook en esa hoja de papel en lugar de estar devorando su almuerzo.
Mueve el pedazo de madera entre sus dedos con habilidad de un lado a otro, sin pestañear si quiera aunque ellos no lo sepan, pues el chico está agachado con el flequillo negro cubriendo su frente y hasta un poco más allá de su rostro, privándoles de la vista de sus ojos de venado abiertos en exageración y sus labios fruncidos.
Sí, tan misterioso que desgraciadamente solo logra llamar a gritos desesperados la atención del grupo tan inquieto de amigos que Jungkook se ha conseguido. Para los chicos el aura que desprende el pelinegro en estos momentos es suficiente para despertar su curiosidad, además es él quien siempre trae los temas interesantes para tratar, aunque no hable demasiado últimamente.
Es Mingyu el que se atreve a acercarse por la espalda del chiquillo para espiar un poco de su trabajo, con sigilo, porque bien es sabido que no es nada prudente molestar al menor si está concentrado en algo, al menos tanto como parece ahora mismo.
Jungkook ajeno a todo lo que sucede a su alrededor sigue en lo suyo, ignorando por completo la bolsa con comida que trajo desde casa, que yace a su lado en la banqueta desprendiendo un exquisito aroma que en cualquier otro día lo haría poner el almuerzo de prioridad, pero se necesita más que eso para sacar a Jeon de su mundo cerrado hoy.
Titubea un poco antes de terminar otra línea fina, casi sin pigmento del lápiz pues sólo le da los detalles culminantes a las sombras. Sonríe pensando que había dejado aquel dibujo olvidado varias semanas atrás, cuando estaba empeñado en mostrarle a Seokjin que podía ser mejor que Taehyung. No sabe decir si este dibujo sea mejor que alguno de los de Kim pero bueno, al menos se está distrayendo. No tiene hambre y no tiene ganas de hablar con ninguno de sus amigos, de hecho ni quería asistir a clases hoy.
