Tu armónica

20 - Hazme tuya

Narrado por Terry

- No te imaginas cuántas veces soñé con este momento - le susurro en el oído. Sé que debo amarla lento y con paciencia, pero no sé de dónde voy a sacar la tranquilidad que necesito, la deseo con demasiada pasión.

La llevo en brazos hasta el borde de la cama y la bajo lentamente, ella me mira expectante, mientras trato de dominarme y pensar primero en ella, dejando de lado mis instintos más primitivos.

- ¿Me ayudas? - me pregunta mientras se da la vuelta, corre su cabello hacia un lado y veo con impaciencia una infinidad de botones. Tal ves esto ayude a relajarme un poco, sería como contar ovejas, aunque los botones son tan diminutos que espero que no tengan el efecto contrario. Comienzo a quitarlos uno a uno, mientras se me va revelando la tersa piel de su espalda, me inclino y la beso suavemente.

Cuando llego a la mitad de la espalda miro su ajuar de fino encaje que es transparente, muy transparente. Me comienzo a quedar sin paciencia, aún me faltan la mitad de los botones.

- Pecosa... estos botones ya me están volviendo loco - ella se ríe nerviosa. Trata de bajar su vestido pero aún no pasa por su redondo trasero, así que lo trata de quitar hacia arriba pero tampoco pasa por sus senos. Que excitante problema.

- Creo que pasará por algún lado si quitas unos cinco más - hago lo que me pide quitándolos lo más rápido posible.
Al fin el vestido baja y me quedo sin respiración. Admirándola. Reconociéndola. Añorándola.

Exhalo profundamente y quito las horquillas de su peinado, sus rizos caen como una cascada de oro y de ellos brota su irresistible olor a rosas, ella se vuelve y me mira fijamente mientras coloca una de sus manos en mi mejilla.

- Hazme tuya Terry Grandchester- un escalofrío me recorre el cuerpo. La fantasía más esperada de mi vida está por cumplirse.

- Eres mucho más hermosa de lo que soñé, esposa mía - ella sonríe, mientras me acerco a su boca y la beso succionando su labio inferior, ella sube sus manos y me comienza a desabotonar la camisa con manos ágiles, la abre y besa mi pecho mientras deja caer la camisa al suelo. Siento como su mano sigue su recorrido hacia el sur hasta quitar mi pantalón. Pongo mis manos en sus hombros y con mis dedos deslizo delicadamente los tirantes de su ajuar que cae al piso. Ella tiene los ojos cerrados concentrada en sus sensaciones mientras su respiración es agitada y sus exhalaciones se hacen profundas. Doy un paso atrás, quiero mirarla completa. Ella abre los ojos y me mira asustada.

- ¿Algo no te gusta? - me pregunta sonrojada por mi escrutinio.

- Nunca me vuelvas a hacer esa pregunta, no hay nada en el mundo que me guste más que tú- ella me sonríe mirándome profundamente - solo quería confirmar que eras real - la levanto en brazos y la coloco lentamente en el medio de la cama - Hoy adoraré tu cuerpo, pero te haré el amor con el alma - le susurro en el oído. Me quito la ropa interior para estar completamente piel contra piel y me subo en la cama ante la atenta mirada sobre mi cuerpo.

- Eres como una de esas estatuas griegas, aunque tienes... eso más grande- me señala sin pudor, sonrío de lado.

- Lo sé -

- Presumido -

- Puede ser, aunque diré en mi defensa que sé aceptar un cumplido - le digo mientras comienzo a dar suaves besos sobre su rostro, ella suspira - Hoy te haré el amor por todas las noches que te añore a mi lado - la beso suave en los labios - hoy te haré el amor en nombre del adolescente que se enamoró de ti desde el día que te conoció - beso su cuello - hoy te haré el amor por las lágrimas y las noches en vela que pasé por tu ausencia - beso el valle entre sus senos - hoy te haré el amor por el joven que te compró un anillo de compromiso y lo guardó como su gran tesoro, porque nunca perdió la esperanza de reencontrarte - beso su ombligo - hoy te haré el amor por haber cumplido el sueño de hacerte mi esposa Candy Grandchester, te amo más que a mi vida - llego a su Monte Venus, ella aprieta las sábanas y se arquea hacia atrás por las sensaciones.