Narrado por Terry
- No sé cómo me metí en esto - le susurro - ah cierto... ni me preguntaste- le digo medio en broma, medio en serio.
- Terence deja de quejarte, ya estamos aquí- sé que está molesta porque me llamó por mi nombre, pero es que sinceramente en este momento estaría más feliz desnudo haciéndole el amor, que con mi smoking a punto de entrar a una cueva llena de hienas.
- Bueno hagamos esto - digo resignado mientras la ayudo a bajarse del auto. Lo único que me complace es que mi Pecosa está increíblemente bella y sensual, con un vestido que se ajusta perfectamente a sus enloquecedoras curvas, así que la luciré con orgullo o al menos todo lo que los celos me lo permitan.
- Buenas noches Milord, Milady - nos saluda el encargado de la entrada.
- Buenas noches - digo sin entusiasmo, apenas me estoy acostumbrando de nuevo a que me llamen Milord, Marqués y todas esas vanalidades.
- Haremos las presentaciones para que entren -
- ¿Presentaciones? - me pregunta Candy con ojos sorprendidos.
- Pecosa bienvenida al Circo de la Nobleza inglesa -
- Marqués Terence Grandchester y Marquesa Candice Granchester - anuncian con voz fuerte, mientras entramos caminando y todas las miradas se concentran en nosotros, para hacerlo aún peor entramos bastante tarde porque venimos del teatro y el lugar ya está abarrotado de invitados. Candy me aprieta el brazo ansiosa.
- Tranquila Pecosa - le digo mientras le sonrío para tranquilizarla.
Este lugar representa toda la frialdad de la que escapé, trajes presuntuosos, risas fingidas, joyas que representan poder, miradas llenas de envidia y celos, cuchicheos mal intencionados, mucho alcohol, mujeres con escotes de vértigo tratando de conquistar al hombre con el título nobiliario o la cuenta más grande, y todo concentrado en el Castillo de la oveja negra de la familia, mi tío Harry.
- Ese es mi tío - le advierto cuando el viejo zorro se acerca con paso seguro y una petulante sonrisa, como diría Eleonor, la genética Grandchester en todo su esplendor.
- Que sorpresa Terry, cuando Richard me dijo que vendrías con Marie no lo podía creer, mi sobrino más famoso y talentoso honrándome con su presencia y además viene acompañado de la mujer más fascinante que han visto mis ojos - se me tensa la mandíbula por su comentario, aunque debí suponer que sería así, mi tío nunca se ha casado y tiene fama de tener, literalmente, a un harem a su disposición, además muchos comentan que le gusta el sexo de manera no convencional, aunque nunca quise indagar en los detalles.
- Conde Harry, gracias por la invitación- le digo formalmente para tratar de desviar el tono de la conversación - ella es Candice Grandchester mi esposa -
- Es un honor conocer a tan preciosa criatura - exhalo profundo mientras que Candy sonríe nerviosa, mi tío a parte de ser rico y tener el porte clásico de un aristócrata inglés, es un señor bien conservado para su edad y tal ves tenga cierto parecido conmigo.
- El honor es mío, Conde Harry - le dice mientras él besa el dorso de su mano y le sonríe.
- Oh no Hermosa, dime por mi nombre, solo Harry - ¿hermosa? Eso solo se lo digo yo, ahora sí se está pasando de la raya, así que lo miro con cara de pocos amigos - Ya te habías tardado en enojarte sobrino, eres igual que Richard cuando hablaba con tu preciosa madre, por cierto ¿cómo está ella?-
- Muy bien - le digo cortante.
- Me alegro ¿quién diría que esa delicada flor se iba a convertir en la actriz más famosa de América?- estoy seguro que sus comentarios los hace con toda la intención de molestarme. Él me sonríe - Cambia esa cara, sabes que me gusta bromear y soy un admirador de la belleza femenina y cuando es tan deslumbrante como la de tu madre o la de tu esposa, no puedo parar de hablar- se nota... - Ahora antes de seguir incomodando a Terence, me voy a atender a más invitados, que disfruten de la noche, están en su casa -
ESTÁS LEYENDO
Tu armónica
FanfictionLemon - Terryfic Luego de casi tres años de la despedida entre Candy y Terry en Nueva York, ella recibe una carta de Susana, desatando varios acontecimientos. Lenguaje erótico solo para mayores de edad.