35 - París

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Narrado por Terry

Albert y Karen se ven con tanta intensidad que estoy a punto darles las llaves del cuarto.

Candy me mira con ojos de advertencia ¿será posible que hasta pueda leerme la mente? Le sonrío con maldad, sabe perfectamente que voy a decir algo inapropiado.

- No te atrevas Terence - me susurra, así que mejor me quedo calladito, con el embarazo ha tenido drásticos cambios de humor, ya hasta parezco uno de esos esposos dominados - ¿Qué hacemos? - me pregunta.

- Irnos, parece que estorbamos - me aclaro la garganta para acabar con la magia, pero no funciona, ellos siguen viéndose mientras sonríen como estúpidos, espero no verme así de tonto cuando miro a Candy.

- Vamos a alistarnos para la fiesta - les avisa Candy.

- ¿Cuál fiesta? -

- A la fiesta que me encantaría que me acompañaras - Albert se ríe muy alegremente por la directa tan directa.

- Será un placer - Candy me aprieta la mano emocionada. Subimos dejando a los nuevos "tortolitos" en su burbuja.

- No entendí Terry... - me dice mientras me mira con sus esmeraldas realmente confundidas - Bert vino a París  para encontrarse con la enfermera... pero nunca lo había visto mirar a ninguna mujer como miraba a Karen y he conocido a tres de sus exnovias -

- Nunca lo he visto con novia, pero definitivamente entre esos dos volaban chispas- entramos a nuestra habitación, es bastante parisina, estampados, muebles tallados y paredes de una gran variedad de colores.

- ¡Que belleza!- exclama Candy cuando mira la Torre Eiffel desde la ventana.

- ¿Y si nos quedamos aquí y celebramos nuestro aniversario como se debe? - le pregunto mientras corro su cabello hacia un lado, me acerco a su cuello y respiro profundo haciendo que sus vellos se encrespen.

- Terry...- me encanta que diga mi nombre en medio de un gemido de placer.

- ¿Nos quedamos? -

- Sabes que eres el actor principal y te esperan a ti en esa fiesta -

- Pero puedo fingir algún malestar ¿qué tan difícil puede ser si soy actor? -

- Obviamente no te costaría nada pero estaría mal, mejor vamos un rato y si quieres nos regresamos temprano -

- Está bien tú te lo pierdes - le digo fingiendo que mi orgullo ha quedado lastimado.

- Te recompensaré -

- Eso espero- le doy una fuerte nalgada.

- Auch, me diste muy duro... -

- Eso no me decías anoche - ella sonríe mientras abre su equipaje y saca un vestido. Se comienza a desvestir frente a mí, aún no me acostumbro a la intimidad que hay entre nosotros, para mí verla desnuda y no tener sexo es como un castigo divino. Así que derrotado me siento en una silla para contemplar mi espectáculo personal.

- ¿No te vas a cambiar?- me pregunta con solo unas bragas puestas.

- Hay prioridades en la vida - le digo mientras acomodo mi falo que ya está duro como una piedra - ¿Segura que me quieres dejar así? - le pregunto mientras froto mi longitud sobre el pantalón. Ella deja el vestido que se iba a poner sobre la cama y me mira el pantalón.

- Te la puedo chupar - sonrío complacido, no es exactamente lo que quería pero por supuesto que es una tentadora propuesta.

Me relajo en el sillón mientras ella se acerca mirándome a los ojos aunque yo la miro de pies a cabeza, ese cuerpo de diosa merece ser admirado. Me sonríe arrodillándose frente a mí, abre mi pantalón y mi miembro sale orgulloso. Lo toma entre sus manos y se lo comienza a introducir lentamente en la boca, mientras sus pechos chocan contra mi cuerpo y sus traviesas manos bajan acariciándome más abajo con suavidad. De repente comienza un ritmo intenso alternando entre lamidas, succiones y fricción con las manos.

Tu armónicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora