25 - Castillo Grandchester

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Narrado por Terry

- ¡Terry ya se ve el puerto! - exclama entusiasmada mientras mira por la ventana, exhalo profundo, creo que no sabía cuánto extrañaba Inglaterra hasta que la vi tan cerca - ¿estás feliz? - me pregunta acercándose y acariciándome el pecho.

- Mucho -

- Yo también- me sonríe dulcemente - ya solo falta lavarnos los dientes para estar listos- ella se va hacia el baño y yo camino atrás, toma su cepillo y me pasa el mío.

- Gracias - le digo mientras le doy una fuerte nalgada, me gusta tanto ese trasero que pasaría el día entero masajeándolo.

- ¡Auch! - me mira con ojos muy abiertos- más suave... me dolió -

- Ayer no te quejabas - ella me sonríe con el cepillo en la boca, así que aprovecho para apretarla a mi cuerpo y besarla en el cuello.

- Nou poude...mos acra..sarnos - creo que en idioma "cepillo de dientes" quiso decir "No podemos atrasarnos".

- No nos atrasaremos - levanto su falda y corro sus bragas hacia un lado, la empujo contra el lavado y me posiciono para penetrarla.

- Te... rry... - me dice ahogadamente.

- Será rápido, necesito hacerlo para pasar tranquilo el día - tenemos tres semanas de casados y hemos hecho el amor a un ritmo continuo, pero hoy no podrá ser así porque tenemos una agenda llena de compromisos.

Me introduzco en su siempre húmeda y caliente cavidad, ella se contrae aprisionando mi mástil rítmicamente así que también inicio el vaivén de mi cuerpo, mientras amaso sus pechos y beso su espalda. Ella gime y se entrega a la pasión cerrando los ojos. La miro por el espejo y la visión es lujuriosa, sus senos llenos se balancean y su cara refleja el intenso placer que siente. Sostengo sus hombros con mis manos para empujar con fuerza y ella jadea extasiada. Mojo una de mis manos y la meto dentro de su vestido para frotar su perla y estimularla como a ella le gusta. Podré hacerle el amor rápido pero jamás la dejaré insatisfecha.

- Ahhhh - la conozco tan bien que sé cuál es el movimiento exacto para provocarle un orgasmo rápido, así que aprieto suavemente su botón de placer y la froto intermitentemente con tres dedos. Ella explota en una mezcla de gemidos, temblores y contracciones fuertes que succionan toda mi longitud, haciendo que gruña en su espalda y me libere intenssmente en su interior.

- No me gusta hacerte el amor tan rápido, pero hoy no habrá tiempo en todo el día - le digo mientras saco mi mástil y busco algo para limpiarla.

- No te librarás de mí tan rápido -

- ¿Me amenazas? Esposa mía -

- Tómalo como quieras - le vuelvo a dar otra fuerte nalgada.

- ¡Deja mis nalgas! - me dice sonriendo y escapando de mi agarre.

- ¡Ven aquí cobarde!- jugamos como un par de niños hasta que el sonido del barco anunciando su llegada al puerto, nos regresa al presente. Tocan a la puerta.

- Que bárbaros ustedes, aprovecharon hasta el último momento - dice Karen con risa burlona - les recuerdo para el viaje de vuelta, que mi baño está al lado del de ustedes, así que el sonido es ¿cómo diría? ¡Ah sí! Como si tuviera la acústica de un teatro, escuché absolutamente todo, Señor Nalgadas - Candy se pone roja como un tomate, mientras yo me río por la desfatachez de su comentario.

- Kleiss te buscaré un novio para que dejes de tener tanto tiempo libre -

- Te tomo la palabra, pero antes te pasaré una larga lista con mis requisitos -

Tu armónicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora