42 - Los Ángeles

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1 mes después

Narrado por Candy

- Pecosa... - escucho su dulce voz, susurrándome al oído- abre los ojos dormilona y ven a mirar - me desperezo estirándome en la cama y miro por la ventana.

- ¡Oh Terry! Es hermoso - ante nosotros aparece la vista de una gran ciudad, hemos llegado a Los Ángeles, nuestro hogar por tres meses mientras Terry graba su primera película, "The Sheik".

Hemos pasado varios días de viaje, pero han sido muy románticos y agotadores, la mayoría del tiempo estuvimos encerrados en nuestra cabina privada, aunque eso nos haya costado varias amonestaciones por parte de la línea férrea.

- Se ve que hay mejor clima que en Nueva York - le digo al ver el esplendoroso sol en lo más alto del cielo. Estuvimos en la Gran Manzana solamente dos días después de llegar de Inglaterra, solo nos dio tiempo de dormir en el Apartamento de Terry, recoger algunas cosas, desempolvar un poco el lugar, saludar a Eleonor y montarnos en el tren para comenzar esta larga travesía.

- Sé que te va a gustar - me dice mientras comienza a besarme el vientre, que ahora apenas está un poco agrandado, algo así como si hubiera tenido un gran atracón con un pastel de chocolate. Él sigue subiendo y se entretiene fascinado en mis senos - En serio que debí hacer algo muy bueno en esta vida para que me recompensaran con la mujer más bella del mundo, embarazada de mi hija y que además le crecen los pechos- me río por su loco comentario, además él está tan seguro que será una niña que ya ni siquiera lo contradigo. Luego toma mis senos para besarlos - Y lo mejor es que estoy seguro que crecerán más - él comienza a lamerlos con lentitud erótica mientras yo ya me siento arder entre sus brazos.

- Terry... ya vamos a llegar... - digo entre un jadeo ansioso, esa lengua es una experta pase por donde pase.

- Aún queda como una media hora - me dice mientras se acomoda entre mis piernas y su falo duro se posiciona para entrar en mi cuerpo - Extrañaré este tren del sexo - me río.

El primer día de viaje salimos a comer y las admiradoras de Terry hicieron tanto alboroto que prometimos quedarnos encerrados en nuestra cabina hasta llegar a Los Ángeles, así que acepté hacer el "sacrificio" de encerrarme junto a mi sensual e insaciable esposo durante diez largos días.

De repente él mete la punta y gimo de pura satisfacción, pero luego se detiene y me mira con ojos flameantes.

- Terry ¿qué haces? - le pregunto impaciente.

- Quiero que lo digas - me dice con su sonrisa torcida.

- Métemela mi amor, hazme olvidar hasta mi nombre - él exhala profundo, sé que le encanta cuando le hablo sucio. Luego con fuerza descontrolada me toma de la cintura y se introduce en mí de una sola estocada. Se hunde tan adentro que tengo que gritar, por Dios hay muchos placeres en la vida, pero ninguno como sentir a mi esposo tomándome con tanto deseo.

Él entra y sale de mi cuerpo a un ritmo vertiginoso, mientras nuestra piel choca y él bebe de mi boca como un desesperado.

Toco sus brazos grandes y su espalda ancha mientras una energía interna incrementa en el centro de mi cuerpo. Él estimula mis senos con su lengua mientras me susurra en el oído.

- Te amo, quiero escucharte gritando de placer - y como si fuera una orden exploto en un éxtasis que me toma todo el cuerpo y me hace sentir más viva de nunca. Él me tapa la boca y se lo agradezco, una amonestación más y tendremos que regresar a Nueva York haciendo un eterno viaje en auto.

Él me mira a los ojos lleno de placer, para luego gruñir dejando fluir su simiente en intensos chorros. Satisfecho se apoya en sus antebrazos mientras me da dulces besos en el rostro.

Tu armónicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora