23 - Hamlet Enamorado

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Narrado por Candy

- ¿En serio nunca sonríes? - él niega con la cabeza.

- Mi sonrisa es exclusiva para ti - me besa en los labios con un suave toque.

- Entonces me siento aún más afortunada - él me mira con sus ojos azules como el océano, mientras me lleva de la mano hacia nuestro camarote - Aún no puedo creer que estemos camino a Londres - suspiro - Ya no recordaba lo hermoso que era este barco -

- Yo ahora mismo estoy viendo algo más hermoso - me dice con su tono adulador, sé por su mirada que está pensando en tener sexo apenas lleguemos a la habitación. Él me abraza por la espalda apretándome contra la puerta, mete la llave y la abre, camina conmigo abrazándome fuertemente, siento su protuberante erección en mi trasero, mientras me respira en el cuello haciendo que todos los vellitos de mi cuerpo se ericen, tomo sus manos que rodean mi cintura y las subo a mis senos - Me gusta su forma de pensar Señora Grandchester-

- Ya me tienes mal acostumbrada - 

- Como tiene que ser - gimo cuando sus dedos encuentran mis pezones y comienza a tocarlos con manos hábiles.

- No creo que nos de tiempo de juguetear, tenemos que prepararnos para el desayuno y comienza en menos de una hora -

- Tú fuiste la incitadora, ahora te aguantas- me dice bromeando.

- No te hagas el inocente, tú fuiste el primero que restregó su armamento en mi trasero - él se ríe a carcajadas.

- Entonces le declaro la guerra enfermera, así que prepárese que usaré todo mi "armamento" para que la batalla no dure más de 5 minutos  - me río por sus divertidas analogías. De repente, no me deja ni responderle cuando me sube el vestido, toma mis bragas y las estira rompiéndolas de un jalón. Sus movimientos son tan rápidos que me deja sin respiración, luego me vuelve y me levanta del suelo haciendo que mis piernas rodeen su cintura, baja su pantalón y de un empujón se introduce en mi interior, su falo grande y grueso me llena completa, así que comienzo a contraerme para apresarlo más a mi cuerpo. Él me besa arrebatadoramente, metiendo su lengua por cada espacio de mi boca, es como si intentara devorarme completa. Mis labios se sienten hinchados y su barba incipiente me está lastimando ligeramente, así que me hago un poco para atrás - lo siento - me responde agitado. 

- No importa sigue - le susurro mareada de tanta pasión. Sus dedos se posicionan entre nuestros cuerpos, encontrando mi perla, la frota rítmicamente haciéndome alcanzar el clímax, disfruto de la explosión de sensaciones que liberan mi cuerpo entre temblores y gemidos intensos. Él se une a mi orgasmo, gruñendo en mis labios, mientras siento como su tibio simiente llena mi interior.

- ¿Qué le pareció enfermera? Cinco minutos exactos, ya sabe que los ingleses no desperdiciamos el tiempo - mira mi rostro atentamente - te lastime, disculpa no tuve tiempo de afeitarme antes de salir del apartamento -

- Te perdono si me dejas rasurarte, lo sé hacer muy bien-   

- No lo sé, un arma afilada en tus manos puede ser peligroso - 

- Te prometo no atentar contra tu vida - le respondo siguiéndole el juego. Nos metemos al baño y entramos a la tina. Tomo el jabón y lo esparzo suavemente sobre su rostro, sus ojos me miran pero trato de ignorarlos, no quiero distraerme más de lo que estoy con su cuerpo desnudo bajo del mío, tomo su navaja y lentamente voy afeitándolo, él cierra los ojos y sonríe.

- Ahora además de lavarme el cabello, deberás afeitarme -

- Ya te dije que te haré todo lo que quieras - termino y le coloco una toalla caliente en el rostro - Ahora a vestirnos que solo nos queda media hora - miro las opciones que tengo de vestidos y noto que Annie en su mayoría eligió vestidos mucho más reveladores de lo que yo hubiera comprado. Veo uno azul marino que me gusta mucho pero el escote parece muy bajo - Me probaré este, nunca me lo he puesto - le advierto. Terry se viste con pantalón de lino azul oscuro, camisa blanca remangada y un chaleco negro, además de su cabello suelto desenfadado, se ve elegante aunque su vestimenta sea casual y como siempre está totalmente apuesto y seductor. Me coloco unas bragas nuevas. Él ya está listo, así que me estudia atentamente sentado en un pequeño sillón.

Tu armónicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora