32 - Navidad Grandchester

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Narrado por Terry

Aquí estoy con la pierna entumida y el trasero plano, mientras ella duerme cómodamente en mi regazo, se ve tan hermosa y tan profundamente dormida que mi incomodidad es como un dulce castigo.

Ya ha pasado un mes desde nuestra boda, pero aún la contemplo en cada despertar, todavía se me hace increíble que ella amanezca entre mis brazos.

Pasamos frente a la Villa Ardley, que aún se ve sumida en la oscuridad. Albert nos hizo prometerle que iríamos a visitarla, al parecer, mantenerla cuesta una pequeña fortuna y desde aquel inolvidable verano, nadie la ha vuelto a usar.

A lo lejos se ve la Villa Grandchester, ambas propiedades están una al lado de la otra pero con grandes bosques de por medio, parecen tan extrañamente cercanas que es un capricho del destino que terminaramos juntos, estoy seguro que si Candy no hubiera asistido al San Pablo, probablemente la hubiera conocido saltando entre árboles en los bosques de Escocia.

Mark abre el portón de la entrada y me asombro al ver cuanto ha crecido.

- Pecosa, ya llegamos - ella abre los ojos y me sonríe con sus hermosas esmeraldas somnolientas.

- ¿En serio? Sentí como si acabara de dormirme - en realidad han pasado unas eternas ocho horas, pero como me ha agarrado de su almohada, por supuesto que se siente descansada. El chófer estaciona el auto, mientras Mark abre la puerta impaciente.

- Terry, hermano, no puedo creer que estés aquí -

- Mark, ven aquí pequeño rufián- le doy un caluroso abrazo, este niño fue lo más parecido que tuve a un hermano antes de conocer a Albert.

- ¿Mark? ¿En serio eres tú? - ella lo abraza muy emocionada.

- Señorita Pecas, claro que soy yo -

- ¡Mark! No le hables así a la Marquesa ¡Que vergüenza! Por favor acepte mis disculpas por hablarle de esa manera tan inapropiada y bienvenidos, que gusto que estén por aquí después de tanto tiempo - Candy se ríe relajadamente.

- No se preocupe Señora Miriam es que Mark así me llamaba por culpa del apodo cariñoso de Terry, así que me puede llamar como quiera, yo sé que lo hace con aprecio -

- La llamará como se debe mi Lady, pero pasen adelante ya el Duque y sus hijos están en sus habitaciones ¿ustedes prefieren desayunar o dormir un rato más? -

- Desayunar-

- Dormir - decimos al mismo tiempo.

- Muero de hambre -

- Y yo de sueño -

- Entonces nos podría llevar por favor el desayuno a la habitación -

- Claro mi Lady - Mark se acerca a mi lado en secreto.

- ¿Así que te casaste con la Mona Pecas?-

- Sí y no fue nada fácil hacerla mi esposa, algún día te contaré todo - él me sonríe.

- Tendré los caballos listos para salir a montar -

- Gracias Mark - miro a Candy que se ha quedado estática admirando el interior de la Villa, mientras suspira y me observa con sus ojos vidriosos.

- No puedo creerlo, estar aquí de nuevo y contigo - de un impulso la levanto en mis brazos y comienzo a subir las escaleras, ella se ríe a carcajadas - ¿Cuántas veces harás eso? -

- Todas las necesarias y también las no tan necesarias - entramos a mi habitación y la coloco suavemente en la cama - ¿Sabes cuantas fantasías tuve contigo en esta cama?- ella niega con la cabeza - Miles, en serio, ese verano la pasé ahorcando el pato como nunca -

Tu armónicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora