La mansión

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Capítulo I

Mi nombre es Daiki, cabello negro, ojos café, 1.79 de altura, cuerpo delgado pero en buena forma, soy una persona divertida podría decir, me encanta hacer muchos amigos con los cuales pueda divertirme, odio muchas cosas, la principal es que se metan con lo que es mío, tengo mi propia casa pero rara vez estoy en ella ya que amanezco en casa de otras personas las mayoría de las veces.

Hace poco llegué a una enorme mansión, no me impresionó mucho ya que me lo imaginaba antes de llegar. Al entrar divisé solo hombres ya que era una mansión para homosexuales, soy un seme, pero no un seme cualquiera soy de esos semes azotadores que le encantan los ukes tsunderes, también los tiernos, no importa qué tipo de uke sea, si es uke y me gusta pues lo conquisto.

Entré a la mansión y me recibieron muy amablemente todos los que allí se encontraban (en esa enorme sala) me saludaron, todos me sonreían así que me agradaron de inmediato y me dispuse a conocerlo a todos.

La primera persona que conocí fue al dueño de la mansión. Su nombre es Pris (uke), no sé si es su nombre real pero todos le llaman así, no se mucho acerca de él ya que casi no estaba en la mansión, a veces pasaba a saludar y a jugar con algunos semes, pero es muy buena persona y muy amable.

Luego conocí a Sam (seme) mide 1.70 más o menos le gusta mucho el anime, leer y escuchar música no le gusta que la gente se preocupe por él y siempre ha pensado que la vida es un juego, cabello y ojos azules, temperamento fuerte pero es amigable y siempre está ahí cuando se le necesita.

Mi primera impresión de Sam fue muy buena, trataba a todos como si fuera un Sebastián, cuando después me enteré que quería un harem, ya tenía dos ukes y quería seguir reclutando más, a simple vista era muy lindo debo admitir, su cuerpo estaba muy bien formado y siempre pensé que su cara era de uke no de seme. Nunca lo vi con ninguno de sus ukes solo lo veía ligando con los nuevos que llegaban, por eso pensé que era mentira lo de seme y empecé a acercarme más a él.

No quería llegar tan lejos con él pero me atraía bastante ya que yo tenía un corazón roto buscaba a alguien que lo curara, pensé que ese alguien podía ser Sam. Así fueron pasando los días hasta que un día me acerqué a él más de lo normal.

-¿Qué estás haciendo Daiki?- me preguntó mientras veía que lo miraba fijamente con deseo ya no más como amigo.

-¿Qué crees que hago?- le dije mientras caminaba hacia él, haciendo que chocara su espalda contra una pared.

-¡detente!- me gritó enfadándose.

-Ya me detuve- le dije colocando mis manos a cada lado de él, presionándola sobre la pared.

-Aléjate de mí - dijo poniéndose un poco nervioso por lo que iba a pasar.

-No te hare nada - sonreí y baje una de mis manos hasta su pecho deslizándola bajo su camiseta.

No sé porque me siento de esta manera al tener a Sam tan cerca pero mi cuerpo y mi mente no me responden solo quiero hacerlo mío.

-Baka aléjate de mí - dijo enojado pero su cara se estaba poniendo roja.

-¿Qué pasa si no quiero dejarte?- pregunté pasando mi lengua por mis labios.

Sentí como su cuerpo se estremeció al sentir mis caricias debajo de su camiseta, eso me provocaba más a querer poseerlo.

-Y-yo no quiero baka - dijo avergonzándose y gritándome.

-Pero tu cuerpo dice que lo desea - le dije mientras bajaba mi mano hasta su pantalón tocando su miembro el cual se había puesto erecto con solo unas caricias.

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