🌌 Capítulo XXXIII. Una marcha forzosa 🌋

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En menos de veinticuatro horas Dru se había sumido en el caos y, para mí, aquel ataque de las hadas de Dennis no había sido más que el principio, el principio de mi fin.

Ezio volvió a retomar su marcha hacia mí, esta vez más deprisa, me cogió por un brazo y se apresuró a llevarme al interior del castillo.

- ¿Cómo es posible? - musitaba - tus alas... esto no está bien, va a traer problemas... espero que nadie haya reparado en tí.

Mostré mi confusión a Ezio, sabía que mis alas no eran normales pero no sabía cuál era el problema. Me explicó que lo de las alas azules lo habían achacado a ser de la realeza y que, para pasar desapercibida, habían saciado la curiosidad del resto de gente diciéndoles que era una mutación genética que hacía que mis alas en lugar de ser blancas fuesen azules, eso producía fascinación por su parte pero no más preguntas. En cambio, tener un ala negra y otra blanca significaba una sola cosa, mi madre, hada blanca, había estado con un hada negra; eso cuestionaba todos los cimientos de la sociedad que conocíamos. El odio de unas hadas hacia otras era ancestral y aseguraba un equilibrio, no existía norma de no poder estar con la otra raza porque era, prácticamente, contranatura.

El Consejo jamás permitiría que algo así saliese a la luz, que era posible que hadas negras y blancas sintieran entre ellas algo más que puro rechazo y, mucho menos, que la propia Jenesis, reina de Dru, hubiese cometido tal deshonra.

- Tienes que volver a ponerlas de color azul... - me decía Ezio, casi suplicante.

- No lo controlo, simplemente se cambiaron cuando...

- Cuando tu poder se desató - comentó preocupado - el color azul sólo era una fachada, un disfraz, tus alas reales son estas... ¡Mierda! - dijo golpeando la pared - esto no pinta bien, Jen... no sé lo que va a pasar pero... - suspiró frustrado - corre a tu habitación y haz las maletas, enciérrate allí y no abras a nadie la puerta excepto a mí o a Blue, ¿de acuerdo?.

Oímos pasos acercándose a nosotros y Ezio me indicó que me apresurase.

Volé hacia mi cuarto, sin entender nada, ¿no estaría Ezio exagerando? estaba excesivamente preocupado. Además, mi mente ahora no estaba en lo que me pasaría a mí sino en cómo estaría Blue... Ezio me había arrastrado al castillo y él se había quedado tendido en el suelo, herido... Aún así, hice mis maletas y, por algún motivo, metí también ropa de abrigo, como si mi mente me dijese que me iba a ir muy lejos.

Comenzó a caer la noche y mi desesperación aumentaba, hasta que un sonido en mi puerta me sobresaltó, era la voz de Ezio, al otro lado.

Al abrir la puerta pude ver que Blue estaba con él, me lancé a sus brazos. Blue correspondió a mi abrazo, estaba mejor pero, con sus movimientos mostraba que aún sentía algo de dolor.

Ezio se apresuró a entrar y cerrar la puerta tras de sí. Me fijé entonces en que ambos mostraban gran preocupación en sus rostros.

- ¿Qué ha pasado? - pregunté temiéndome lo peor.

Ezio suspiró y me cogió las manos, llevándome hacia mi cama, allí nos sentamos.

- Te prometo que he hecho toda la presión que he podido pero...no me han escuchado, creen que tu simple existencia es una ofensa, una traición... - Ezio hizo una pausa, tratando de regular su respiración - quiero que sepas que no vamos a permitir que nada te pase, te vas a ir con Blue a donde no te puedan encontrar, mientras yo intentaré que abandonen esa idea absurda...

- Ezio... ¿qué idea? - pregunté.

No fue capaz de contestarme.

- Quieren despojarte de tu naturaleza, arrancarte las alas y borrarte la memoria - dijo Blue con odio en su voz - dar una lección, quieren mostrar que mereces un castigo por tu simple existencia. La mayoría de hadas no saben quién eres, sino jamás permitirían que borrasen a la heredera de Dru, para ellos será el recordatorio de que hadas blancas y negras jamás podrían estar juntas, de hecho, aprobarán este acto.

- Pero si hacen eso... Dru volverá a debilitarse, ¿no?.

- Es posible - comentó Ezio - pero quieren intentar tenerte aquí, cautiva, para ver si aún sin ser hada, tus orígenes hacen que al menos el reino se mantenga.

- No vamos a permitir nada de eso - concluyó Blue.

Ezio asintió.

- Os vais a ir, a donde sea, no me digáis nada, pero Blue, deberás volver para no incriminarte. Y tú deberás permanecer oculta hasta que podamos arreglar este entuerto, buscar una solución que el consejo apruebe o...

- O dar un golpe de estado - escupió Blue.

- Siento que todo haya pasado así, quiero que sepas que, aunque ahora sé que no hay espacio en tu corazón, me habría encantado compartir algo contigo, Jen, eres una persona extraordinaria y jamás dejaré que nada te suceda - me dijo Ezio mientras me abrazaba.

- Gracias, Ezio, te lo agradezco de verdad. En otras circunstancias estoy segura de que habrías sido un magnífico esposo, de hecho, has sido un gran prometido - dije correspondiendo a su abrazo.

Blue me tendió una capa blanca, para ocultar mis alas y salimos volando cubiertos por el velo de la noche.

A unos diez kilómetros del castillo se formaba un pequeño conjunto de casas, en medio del bosque, supuse que eran una especie de pequeñas granjas, descendimos el vuelo.

- ¿Dónde estamos? - pregunté.

- Aquí es dónde vive mi madre, estaremos seguros por ahora.

Joder, ¿iba a conocer a mi suegra?

Fairy Queen: Un mundo mágico [COMPLETA ⭕✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora