Fairy Queen: Un mundo mágico [COMPLETA ⭕✔]

🌌 Capítulo XLII. Los reencuentros no siempre son buenos 🌋

La vuelta a Dennis fue tranquila, para mostrar mi agradecimiento hacia Black por haber hecho todo ese esfuerzo por mí, decidí no molestarlo demasiado, al fin y al cabo, si había novedades él mismo me las contaría.También me tragué mis preocupaciones por Blue, dudaba que Black supiese nada o que fuese a tranquilizarme. Cada noche tenía la esperanza de, al menos, ver a Lis en mis sueños, pero nada, no sucedía.

Pasaron tres días, completamente normales, Black y yo éramos como niños de tres años con el juego en paralelo, cada uno estaba con sus propias cosas pero nos hacíamos compañía el uno al otro. También comenzamos a entrenar juntos técnicas de combate cuerpo a cuerpo y me inició en la magia negra.

Confirmé la hipótesis de que la principal habilidad, y la más básica, era dirigir la propia energía oscura hacia el objetivo. En mi caso, estaba entrenando con una manzana, hacía que mi energía entrase en la manzana y según la cantidad e intensidad de energía que dirigiese hacia ella, el efecto iba desde que esta se pudría completamente a la aparición de zonas maduras. Era el equivalente de debilitar a una persona o matarla, pero en versión manzana. Y, de hecho, era bastante complicado controlarlo, siendo realista, el efecto que producía en la manzanan dependía de lo cansada que estaba y la energía que era capaz de dirigir y no de lo que yo quería hacer realmente. Black me consoló contándome que las propias hadas negras experimentadas habitualmente podían debilitar a un enemigo pero para matarlo debían hacerlo en pareja, ya que no eran capaces de dirigir tanta energía sin matarse a ellos mismos. Cuando le recordé que él lo había hecho, que había matado a Rufus de esa forma y que él había quedado intacto, se limitó a sonreír y decir que había excepciones, él era una de ellas, ¿cómo no?.

Y poco a poco cogimos nuestra rutina de entrenamiento y pequeñas charlas, cada vez más personales, pero, sin duda, lo que más disfrutaba eran esos baños nocturnos en el mar, era el momento de paz más grande que tenía. El sentimiento de pertenencia que me invadía en aquellos momentos se podría comparar con un feto dentro del vientre de su madre. Decidimos que lo adecuado sería bañarnos en biquini o bañador, por respeto al otro, ya que ambos nos bañábamos en el mar nocturno, cosas de hadas negras, ¿eso era ahora, no?, hada blanca... que poco siento ya de ti...

Estábamos desarrollando una muy buena relación, aunque extraña, pero despertaba en mí un lado oscuro que ni yo sabía que tenía. Al final, mi energía se alimentaba del lugar en el que estaba, si permanecía mucho tiempo en Dru, mi energía se impregnaba del de las hadas blancas, si por el contrario estaba en Dennis, lo hacía de la energía de las hadas negras.

Era una de esas noches, en las que ambos estábamos en el mar, disfrutando de nuestra pequeña soledad, ambos de forma independiente, pero siempre salíamos solos del mar. Cuando estaba a punto de pisar la arena, una figura muy familiar apareció en mi vista, tenía el ceño fruncido. Pude ver cómo su energía estaba levemente furiosa.

Salí volando a sus brazos y, cuando por fin, nuestros cuerpos se fundieron en un abrazo, pude notar como tanto él como su energía se relajaron completamente.

Blue me apretó aún más fuerte contra su cuerpo, un leve suspiro salió de su garganta y, cuando sus dedos comenzaron a recorrer mi cuerpo semi desnudo, un gruñido lo siguió. Y entonces noté lo mucho que mi cuerpo había añorado al de Blue, a esos músculos cincelados por los mismos dioses y esa boca que me hacía perder el aliento. La verdad, no perdí el tiempo, con una sóla mirada Blue entendió mis intenciones y nos dirigímos hacia la cabaña.

- En esa cabaña no habrá sexo si no soy yo quién lo recibe - oí gruñir a Black, molesto.

Lo ignoré completamente y me adentré en la cabaña con Blue. Este hizo crecer unas ramas para mantener la puerta cerrada, chico listo. Nuestros labios no tardaron ni un segundo en volver a probar los del otro, que tanto habían extrañado. No necesitábamos palabras, su energía me lo decía todo, en ese momento no había nada más importante, ya hablaríamos más tarde de todo lo demás. Blue se lanzó hacia mí con la misma intensidad que la de un hombre que acaba de romper su pacto de castidad.

Al acabar, necesitábamos más, no era suficiente, después de cuatro consideramos que, por ahora, habíamos compensado todo el tiempo separados. Me recosté desnuda, en el pecho de Blue, este comenzó a acariciarme la espalda y a juguetear con mis alas, cuando recuperamos el aliento, comenzó a contarme las novedades.

Resultó que Ezio y él habían estado todo este tiempo haciendo tratos con los miembros del Consejo, llegando a acuerdos, haciendo pactos y favores, todo para ponerlos de su lado. El padre de Ezio, presidente del consejo, insistía en la necesidad de capturarme y despojarme de mis alas y mis recuerdos, mientras, Ezio insistía en la necesidad de mostrar piedad, presentarme al pueblo como la futura reina y desvelar la verdad de mi naturaleza, que, por muy aberrante que fuese, no era mi culpa. Blue, Lis y Luis obviamente pensaban lo mismo pero como no eran miembros del Consejo, su opinión importaba poco. El ejército seguía sin descanso levantando toda piedra de Dru para dar conmigo e incluso se habían puesto en contacto con Tyrion para pedirle que su propio ejército inspeccionase Dennis, pero este se negó, dejó claro que si me encontraba sería una aliada de Dennis y que jamás me entregaría a Dru. Una buena noticia al menos.

- Entonces... ¿no hemos avanzado nada, no? - pregunté a Blue, este soltó un pequeño suspiro.

- No exactamente, hemos convencido, literalmente, a la mitad del Consejo, mitad está a favor de la idea de castigarte y la otra mitad de dejar que vuelvas y te hagas cargo del trono.

- Entonces sólo tenéis que convencer a una persona más...

- Es imposible, lo hemos intentado de todas las formas posibles, pero nada, todos se mantendrán en su postura, la única forma es que haya un nuevo integrante en el Consejo que decante la balanza...

- Por algún motivo no me está gustando tu tono Blue...

Este soltó un fuerte suspiro y pasó sus manos por el rostro y el cabello, nervioso.

- Ezio ha encontrado la forma de que yo entre en el Consejo...

- ¿Por qué me da la sensación de que no me va a gustar la idea?

- Porque no te va a gustar - hizo una pausa - el padre de Melany es el vicepresidente, si me caso con ella, automáticamente obtendré su estatus y podré formar parte del Consejo.

Comencé a separarme de él, procesando lo que acababa de decirme.

- Sé que no es la mejor idea pero si lo hago podré votar y te dejarán volver, todo se arreglará y después podré dejar a Melany.

- No se va a arreglar una mierda, Blue, ¿crees que Melany se casará contigo así como así?.

- A mí tampoco me gusta la idea Jen, pero es la única forma. Te juro que Ezio y yo hemos contemplado todas las posibilidades y no hay ninguna otra.

Su rostro no mentía, su energía tampoco, veía que la idea lo disgustaba aún más que a mí y le dolía estarme diciendo esto, mucho, pero aún así, la ira que me consumía era incontrolable.

- Blue, podemos irnos, buscar algún lugar aquí en Dennis o en la tierra, pero no tienes por qué hacerlo...

- ¿Y condenarte a ser siempre una fugitiva? ¿Permitir que te arrebaten lo que es tuyo por derecho de nacimiento?No dejaré que te hagan eso. Y tampoco puedo abandonar Dru, no dejaré que el poder siga recayendo en personas que sólo buscan su propio bien y no piensan en el pueblo. Es mi deber liberar Dru, protegerlo a toda costa.

Blue no atendía a razones y no lo iba a hacer. La idea lo horrorizaba pero estaba completamente convencido.

Por mucho Flove de por medio, Blue estaba haciendo exactamente lo mismo que su padre, anteponer su trabajo a todo lo demás.Y entonces noté una gran oscuridad brotar en mi interior, esto era de lo que Black hablaba, mis emociones negativas son más intensas que antes.

- Cásate con quien te dé la gana Blue. Pero no lo justifiques con que lo haces por mí, porque te estoy pidiendo explícitamente que no lo hagas - chillé.

Y me largué volando.

- Ni se te ocurra seguirme. No ahora. Ya veremos lo que pasa cuando vuelvas. Adiós.