La ignorancia nos hace felices. Ser estúpido no te trae problemas, el problema es ser estúpido y ser consciente de ello y, aún así, no evitar serlo. Eso era lo que me estaba pasando a mí, sabía que no tenía sentido ponerme así, que estaba siendo completamente irracional e injusta con Blue, que él lo hacía completamente por mí y, aún así, yo le dedicaba malas palabras. Ag, odiaba Dennis y al hada negra que llevaba en mi interior, maldita sea, puedo racionalizar mis sentimientos pero no controlarlos, genial.
Y con una furia incontrolable en mi interior, volé tan rápido como mis alas me lo permitían, furiosa.
Poco después, Black me alcanzó.
Básicamente, me dejó golpearlo, estuvimos luchando más de dos horas. Estaba cansada pero mi frustración y odio seguían allí.
- ¿Aún nada? - preguntó Black.
Negué con la cabeza, acompañado de un gesto de odio.
- Estoy impresionado. Bien, sígueme.
Alzamos el vuelo a una velocidad vertiginosa, Black nos llevó por un desfiladero, irregular, peligroso, lleno de subidas y bajadas. A la velocidad a la que íbamos, un mal giro nos aseguraría la muerte y, sin embargo, ambos sonreíamos. Nuestras alas pasaban a milímetros de rozar las rocas y romperse. La adrenalina invadía todo mi torrente y me dejé llevar, todo mi odio fue barrido por el aire que golpeaba mi cuerpo.
Black alzó el vuelo, saliendo del desfiladero y subiendo al cielo, despejado. Lo seguí. Parados, en el aire, nos mirábamos, sonriendo. Nuestros pechos subían y bajaban por la intensidad de la actividad y el esfuerzo.
- Ha sido impresionante, gracias - dije con una sonrisa y de forma entrecortada, aún tratando de regular mi respiración.
- Lo ha sido - dijo en un tono tan profundo que me impresionó - jamás había visto a nadie ser capaz de hacer esto, a parte de a mí, claro. Eres una auténtica caja de sorpresas.
Me limité a sonreírle, orgullosa de mi hazaña. Black se quedó mirándome. Su aura peligrosa era abrumadora.
- Eres una suicida - dijo y, en un instante, se había pegado a mí.
Su boca había hecho contacto con la mía y su lengua se abría paso entre mis labios, mientras sus manos recorrían mi cintura.
Era un beso hambriento, pasional, peligroso, no había un ápice de permiso, de amor, era pura furia, control, poder.
Por un momento, me dejé llevar por el beso y por el posesivo toque de Black en mi cuerpo pero pronto recobré la compostura y me separé.
No porque mi cuerpo me lo pidiese. Me lo pedía mi mente, mi sentido común. No solo por Blue, sino porque ese beso había hecho despertar mi parte más oscura. Sentí como mi energía cambiaba, me cambiaba. Black hacía surgir en mí mi parte egoísta, carnal, déspota, y no quería eso, si lo quería en ese momento, porque mis instintos me impulsaban a ello, pero, por ahora, mi mente era más fuerte.
Al apartarme de él, este se limitó a dedicarme una sonrisa que no supe interpretar, su energía se mostraba neutral. Intenté sin éxito, buscar las palabras adecuadas a esta situación tan incómoda, pareció adivinarlo.
- Oye, relájate, tan sólo estaba jugando - dijo con una sonirsa de lado.
Descendimos a una de las colinas del desfiladero, allí, me senté a contemplar el paisaje, Black se sentó a mi lado.
- Black, Lar me dijo que tú eras un Axóuxere, de hecho, el mejor, ¿que pasó?.
Black soltó un fuerte suspiro.
- Lo siento, es que me he acordado pero no quería ofenderte, si no quieres contármelo lo entiendo, no hace falta que... - comencé a decir.
- No, no te preocupes, estaría bien contárselo a alguien y ... - hizo una pausa - Verás, mi hermana cayó enferma hace unos años, cuando era aún muy pequeña, lo probamos todo, pero nada funcionaba, así que me dirigí al Espejo de Orballo, a rogar a los dioses.
- ¿Qué? ¿A los Dioses? En plan religioso como en la tierra o es que aquí hay... ¿dioses? - pregunté, sorprendida.
- ¿No sabías que los Dioses existían? - preguntó sorprendido.
- ¿Qué? ¡No! Nadie me lo había dicho, ¿por qué nadie me lo había dicho? - chillé.
Black se encogió de hombros.
- Cuando te conocí di por hecho que ya lo sabías y el resto... bueno, tampoco es que se hable mucho de ello, tenemos tan interiorizada su existencia que ni siquiera lo mencionamos, es como comentar que existe el sol... Además, no afectan a nuestra vida, se mantienen al margen.
Black comenzó a hacerme un resumen acerca de los Dioses, lo más importante, de hecho, no sabía demasiado de los Dioses, nadie lo sabía. Eran cinco dioses, los responsables de mantenter el equilibrio en el mundo y creadores de las hadas - blancas y negras - para delegar esta tarea en ellos. Vivían en Orballo, un mundo al que se desconocía cómo acceder pero con el que se podía contactar a través del Espejo de Orballo, una colina situada justo en el centro del mundo mágico, entre los límites de Dru y Dennis. No sabían nada más acerca de ellos.
- El hecho es que cuando visité Espejo de Orballo, un camino nada agradable, para asegurarse de que allí no va cualquiera, rogé por su vida y, sorprendentemente, me contestaron y me ofrecieron un trato. Me dijeron que se recuperaría si yo renunciaba a ser un Axóuxere y que jamás podría volver a intervenir en la Tierra de esa forma. Acepté, claro, sin dudarlo, pero ... - una risa irónica salió de sus labios - me jugaría la propia vida a que eso era lo que querían, estoy seguro de que ellos fueron los responsables de la enfermedad de Luci. Yo... tenía demasiado poder, controlaba prácticamente todos los sucesos de la tierra, la habilidad que tenía era increíble y que un hada negra tenga todo ese poder no ayuda precisamente a equilibrio alguno y jamás renunciaría a él por nada... excepto por Luci. Estoy seguro de que a los Dioses no les interesaba que yo pudiese tener tanto control.
- Independientemente de si esos eran los planes de los Dioses o no, lo que está claro es que Luci tiene mucha suerte de tenerte de hermano y de que tienes un gran corazón, por muy oscuro que sea.
- Ya te lo dije, tenemos nuestro corazoncito - dijo dedicándome una sonrisa tan sincera que se me encogió el corazón.
- ¿Sabes? Cuando todo esto se arregle, me gustaría presentártela, os caeríais bien.
- Me encantaría.
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Fairy Queen: Un mundo mágico [COMPLETA ⭕✔]
Fantasy¿Qué se supone que debe hacer una chica de dieciocho años que acaba de descubrir que su vida es una mentira, que hay muchas cosas más allá de la vida que conocía? Hadas blancas,hadas oscuras, luchas de poder y ella, su reina. Al nacer, una de sus do...