Capítulo 7 - Tu dueño

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—Matt, por favor, ¿no podría venir al turno de comidas? —le estaba insistiendo.

—Ya te lo he dicho Jessica, ese turno tengo suficiente con Rebecca.

—¡Pero siempre hay algo que hacer! Y puedo venir pronto y limpiar lo que se haya quedado por la noche —Matt seguía negando con la cabeza, y yo cada vez me desesperaba más.

—Jessica, te buscan en la sala —Rebecca entró en la cocina y me guiñó el ojo. No podía ser cierto, Tom estaba allí por tercera noche seguida.

—Ve —ordenó Matt.

—Pero esta conversación no ha terminado —le dije, demasiado altiva para hablarle a mi jefe, aunque parecía que sería por poco tiempo.

Salí de allí hecha una furia, y en la barra me estaba esperando Tom. Suspiré, cogí aire, y fui a mi lugar de trabajo.

—Hola —le saludé, más seca que de costumbre.

—Hola preciosa —me sonrió, mordiéndose el labio. Ya quería provocarme, y no estaba de humor, así que aparté la mirada.— ¿Qué te pasa? ¿No estás contenta por la obra?

—Por eso sí, es fantástico —le dije, mirándole a  los ojos, ya notando cómo escudriñaba los míos.

—¿Entonces? —se empeñó.

—Que tengo un problema con los horarios...

—¿Por qué?

—¿No es obvio? —dije, señalando el restaurante con las manos.

—¡Ah! Es eso...

—Ajá.

—Pero no debería ser un contratiempo. Al fin y al cabo lo que quieres es ser actriz, no camarera, ¿no?

—Estás en lo cierto —le sonreí de forma irónica—. Pero hasta que empiece a cobrar por la obra, tengo que pagar mis facturas. Y eso sin contar cuando las presentaciones terminen y tenga que buscar otra...

—Piensas demasiado —me interrumpió—. Ganarás lo suficiente para mantenerte una temporada, si no encuentras otra cosa.

—De todas formas, quiero seguir trabajando aquí por si la cosa se tuerce.

—¿Y no puedes hacer otro turno?

—Eso es lo que estoy intentando hablar con mi jefe, pero es un cabezota y no consigo convencerle —Tom se levantó del taburete.

—¿Tu jefe se llamaba... Matt? —me quedé mirándole estupefacta, mientras él ya se dirigía a la cocina.

—Ehhh... sí —le dije, dubitativa.— ¿Dónde vas?

—A tratar de convencerlo, total no perdemos nada —rió.

—¡Tom! —exclamé, pero era tarde, ya había entrado. Rebecca se acerco a mí, también bastante desconcertada.

—¿Qué hace tu chico en la cocina?

—Quiere convencer a Matt para que me cambie el turno.

—¿En serio? ¿Y por qué no vas detrás de él?

—La verdad, no lo sé —era cierto, parecía que algo me impedía dirigirme hasta allí.

—¿Quieres que vaya yo?

—No te preocupes... —ella asintió y siguió con sus quehaceres. Yo estaba tan nerviosa que no quería moverme de la barra. Afortunadamente ya era tarde y el partido había acabado, así que no quedaban muchos clientes en el bar.

Eternamente tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora