Estábamos en la cama, desnudos, él sentado detrás de mí mientras acariciaba mis pechos y se alimentaba. Yo contemplaba la escena en el espejo que tenía delante de la cama, sobre el aparador. Estaba disgustada, pero aún así, tenía tal adicción por él que dejé que me hiciera suya.
En cuanto se dio por satisfecho, me cogió de la espalda y me colocó de rodillas sobre la cama, para volver a introducirse dentro de mí. Sus embestidas eran cada vez más rápidas, y yo en esa posición podía ver su cara de placer y sus movimientos reflejados en el espejo.
Y pese a que mis cinco sentidos estaban disfrutando de aquel desmesurado deleite, mi mente no estaba cien por cien en aquella cama, y él lo notó, así que paró y me dio la vuelta, para que estuviéramos cara a cara.
—¿Qué te pasa? —me preguntó—. Te noto distraída...
—Deberías saberlo... —dije, apartando la mirada.
—Jessica, debes entender...
—¿Qué debo entender Tom? ¿Que no me quieres contigo para siempre? —le reproché, y él me miró dulcemente y se agachó para besarme.
—Claro que quiero, pero no puedo hacerte eso —le cogí de las manos.
—Yo necesito que lo hagas.
—No quiero que seas infeliz...
—¿Cómo podría serlo? —sus ojos reflejaban tristeza—. No imagino una vida sin ti, siendo humana o vampira...
—La eternidad es muy larga preciosa... Y puede desquiciar a cualquiera.
—¿Acaso no eres feliz ahora, conmigo?
—Ahora soy más dichoso que en los últimos doscientos años.
—Pues continúa siéndolo los siguientes doscientos —reí.
Me sonrió y volvió a besarme. Mientras, le acaricié el trasero, para darle a entender que quería continuar por donde lo habíamos dejado.
Nos quedamos tumbados en la cama, desnudos, los dos abrazados piel con piel. Su temperatura corporal era algo más fría que la mía, pero no me importaba, emanaba el suficiente calor para que yo me sintiera confortada entre sus brazos.
—¿Y cómo va el tema de la transformación? —le pregunté, poniéndome boca abajo y girando mi cara hacia él.
—¿Nunca te vas a dar por vencida? —dijo, mientras me apartaba un mechón de la cara.
—¡Nunca! —exclamé. Tom puso los ojos en blanco.
—Está bien... —accedió—. Pero no creas que eso significa que lo vaya a hacer...
—Lo harás —le dije, muy segura, y él suspiró.
—Para convertirte, debes tener sangre de vampiro en tu organismo en el momento de tu muerte.
—¿Sólo eso?
—¿Te parece poco tener que morir?
—Es decir, que para renacer como vampiro, hay que morir como humano —medité.
—Ajá.
—Pues no lo veo para tanto, al fin y a cabo la muerte es el fin último de nuestra existencia. Todos vamos a tener que pasar por eso...
—Pero en teoría, la muerte debería llevarte a la paz eterna, y convertirte en vampiro no lo hace.
—Ese concepto está ligado a la creencia en Dios...
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Eternamente tuya
FanfictionJessica es una actriz de teatro que trabaja como camarera a la espera de encontrar el papel de su vida. En su último casting, coincide con Tom, un actor más experimentado que seducirá a Jessica sin que ella pueda hacer nada para evitarlo. Sin embarg...