Capítulo 14 - Bad romance

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Ya en el bar, estaba limpiando las mesas mientras canturreaba una canción:


I want your lovin' all your love is revenge

You and me could write a bad romance

Oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh

Caught in a bad romance


—Guau Jessica, se te ve radiante —Rebecca se acercó por detrás.

—Será que estoy feliz —la abracé.

—Esto parece ser obra de Tom —me dijo, cuando nos separamos, y yo asentí—. Ya me di cuenta ayer el zasca que le hiciste a tu compañera...

—Todavía no quería que supieran de nuestra relación, pero se estaba pasando de coqueta.

—Y a ti bien que te gusta marcar tu territorio —rió—. Entonces, ¿lo vuestro ya es oficial?

—Yo creo que sí —sonreí, recordando esa tarde, cuando se despertó de su letargo.

—Me alegro por ti amiga. Ahora sólo falta que me presentes a tu compañero... —se quedó pensando— . ¿Cómo se llamaba?

—Daniel, y por supuesto. Aunque deja que se le pase el chasco de ayer.

—Ay amiga eres tremenda, los traes locos —ambas soltamos una carcajada.



Unas horas después, ya casi a la hora de cerrar, estaba en la barra, secando y colocando unos vasos, cuando la puerta se abrió y apareció Tom con un gran ramo de rosas rojas. Me llevé las manos a la cara, no me lo podía creer.

—Hola preciosa —me dijo, al llegar a la altura de la barra, y me dio un beso en la mejilla —. Esto es para ti.

Cogí el ramo y me quedé embelesada mirándole a los ojos y sonriendo, no era capaz de articular palabra.

—He pensado que todavía no hemos tenido una cita formal desde que nos conocimos... —me puso su expresión pícara y yo no pude evitar reír.

Era cierto, desde el primer día, todas las noches habían acabado en pasión y desenfreno, y aunque últimamente él se estaba sincerado más conmigo, no habíamos pasado ninguna noche como una pareja normal.

—¿Está usted tratando de cortejarme, milord? —le pregunté, y él rió.

—Podría decirse que sí...

En ese momento, Rebecca salió de la cocina.

—¡Tom! ¿Cómo estás? —se acercó a darle dos besos, y luego se giró hacia mí—. ¡Vaya! ¡Qué detallazo!

—Vengo a invitarla a cenar —dijo Tom.

—Jessica, no le hagas esperar.

—Pero aún no hemos acabado...

—No te preocupes, ya casi cerramos y apenas queda nadie —replicó ella.

Tenía razón, ella podía ocuparse de lo que quedaba, así que dejé las flores en la barra y me quité el delantal.

—Matt me va a matar... —dije, ya dirigiéndome a la zona de descanso a por mis cosas.

—¡No si puedo evitarlo! —oí exclamar a Tom, y empecé a reír.

Salí con mis cosas y cogí el ramo de flores. Tom me puso el brazo para que lo cogiera, y así lo hice. Me encantaba verle en ese papal de galán.

Eternamente tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora