II-XVI

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Al abrir los ojos, Aijem se topó con aquella pradera, sin embargo, ahora estaba cubierta por un cielo nocturno por donde una aurora boreal se podía apreciar al instante, iluminando la noche.

ーAsí que... También puede crear esto...ーAijem sonrió burlón viendo el cielo iluminado por aquel espectáculo en color esmeralda.

El aire era fresco, y el ambiente perfecto para una cita con su amada Raynare, sin embargo, algo era diferente... No estaba aquella chica de cabello carmesí, sólo estaba una mesa circular pequeña, con un par de sillas a los lados, la cuál casi parecía estarlo llamando. Era una invitación directa a sentarse, la mesa era blana igual que las sillas, y una sombrilla de pie la cubría por completo.

ー¿Hoy no vendrás a molestar?ーAijem preguntó hacía el aire, en un tono medio de broma. Estaba feliz de no ver a la Bruja de la Envidia en aquel lugar, era un sueño menos en el cuál lo atormentaría con sus burlas e  intentos de seducción enfermizos, sin embargo, al mismo tiempo, le provocaba una sensación de inquietud.

El lugar era hermoso, el aire del lugar era fresco, el espectáculo, aunque fuera sólo una ilusión creada en ese mundo, era increíble, sin embargo, una extraña tensión se mantenía volando en el ambiente, casi como si algo muy malo estuviera a punto de pasar. Con el pasar de las horas, el silencio se  empezó a volver abrumador, y una curiosidad se posó sobre la mente del pelirrojo, estaba en su sueño, recordaba perfectamente haberse dormido abrazando a su esposa, ¿Qué pasaría si en este sueño se quedaba dormido?.

No quería averiguarlo, algo le decía que no lo intentara, por lo que empezó a caminar en círculos alrededor de la mesa, pensando en porqué había sido llevado a ese lugar al cuál le había dado el nombre de "El Santuario de Envidia" o "Santuario de Rias", aún si no era nada pareciso a un Santuario lleno de paz, era el único lugar donde su odio y rencor por Rias disminuía en evitación de un incidente como aquella vez en que vió la preocupación de Ophis en sus normalmente fríos e inexpresivos ojos.

ーSi no vas a venir, ¿Para que me traji-

Aijem se vió interrumpido de golpe al ver a una sombra aparecer a la distancia, era claramente la silueta de una mujer, pero la oscuridad parecía emanar de ella, mientras lentamente, un par de círculos violetas aparecían como ojos abriéndose, justo en donde sus ojos deberían estar. No, no eran círculos... Era el destello temporal de una lámpara, similar a cuando enciendes una luz y tus ojos se deslumbran por un momento, justo antes de observar todo a detalle, cuando ese destello violeta se fue, un par de ojos se dejaron ver.

Aquellos ojos no parpadearon durante minutos enteros, tan sólo se movían como si estuvieran temblando, pero, estaban clavados en el chico. Aijem se movió hacía los lados, en un intento de comprobar sus sospechas y temores. Definitivamente, aquellos ojos estaban observándolo, sin parpadear ni un segundo, sin desviarse de él ni por un sólo momento.

Pero, lo peor aún no había llegado, la aurora boreal desapareció, dejando tan sólo un cielo estrellado, aquella luz entregada por el cielo se había ido, dejando tan sólo el leve brillo azulado de una noche normal, mientras una sonrisa se dibujaba en aquel rostro cubierto de oscuridad. Los labios de la sombra, o lo que parecía limitar aquella boca, se separaron lentamente, formando una sonrisa emfermiza, acompañada por los largos y amontonados colmillos dentro de ésta.

Aijem, intentando ser valiente, cerró sus ojos, repitiéndose que sólo era un sueño, no era nada más y nada menos que un simple sueño, una pesadilla. Abrir sus ojos le trajo un susto de muerte, pues la sombra, antes a la distancia, ahora estaba justo delante de él, con aquella monstruosa sonrisa, y aquella mirada aterradoramente atenta.

Aijem quería regresar a su mundo normal, un profundo sentimiento de miedo se apoderó de su cuerpo, quería gritar y salir corriendo, pero su cuerpo no respondía, quería golpear a aquella sombra, pero algo dentro de él lo impedía. El miedo aumentó al darse cuenta de la forma de aquella sombra... Algo similar a una antena sobresalía de loq ue sería su cabello, su cintura era delgada, y sus senos y cadera eran amplios, su cabello era largo, y sin duda, aquella risa que salió de su boca, volviéndose lentamente una risa frenética, era una risa proveniente de la Bruja de la Envidia... Era la suave y dulce voz de Rias Gremory, que, aún si era una hermosa voz, tan hermosa como su cuerpo, a él le provocaba inquietud y odio, sin embargo, en la situación en la que estaba... Sin poder regresar a la realidad, y sin poder moverse... Nada sería más reconfortante que ver aunque sea la hermosa cara de aquella pelirroja, aquella cara que le provocaba odio, en comparación a su actual situación, le habría parecido como ver a  un hermoso Ángel... Aún si odiaba compararla con eso.

Highschool DxD: Las Brujas del Pecado (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora