11. Desobediencia.

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Yong Suk y Yoongi detuvieron sus actividades, viendo a Li Lou al pronunciar aquella frase, con mucha ira.

—No —ordenó el líder—. El director nos dio una orden y las obedeceremos.

—Suk tuvo una señal, Shadow nunca se equivoca —contuvo un grito Li Lou.

—Aún así es arriesgado —se levanta de la silla, su hermano—. Esta la señal, pero no sabemos nada de él y su forma de pelear. Tenemos que esperar.

La chica chasquea molesta, tirando de su cabello con fuerza. No quería esperar, no podía hacerlo. Saber que ese desgraciado estaba de regreso, libre por las calles, provocaba que su cuerpo ardiera en irá.

—¡No puedo esperar! —golpeó la mesa.

—No iremos, idiota —Yoongi señala a la chica, con autoridad—. Ir nos costaría la vida, ni yo soy tan estúpido. Tampoco creo que con tus poderes esos de la meditación y no sé qué cosas, basten para derrotarlo. Tu misma siempre dices que hagamos un plan, y es lo que debemos hacer ahora.

—Escucha a tu líder, Li Lou. —advierte Suk.

—¡Maldición! —golpeando la mesa, la nombrada camina hacia la salida— Me largo.

Justo antes de que Li Lou cerrará de un portazo, Yoongi soltó una pequeña risa, mostrando su molestia.

—Si te atreves a desobedecer, no voy a detenerte. Pero quiero que te grabes que si decides marcharte, no voy a ir por ti, te dejare morir sin dudarlo. —siseó serio el peli azabache.

—¡VOY A MI HABITACIÓN! ¡¿OK?! —gritó desde el pasillo, la chica.

Caminando a Zancadas Li Lou abandono la sala de juntos y fue hasta su habitación, tomando un paquete de papas y devorándolo. Se tiró en la cama, buscando alguna actividad que la entretuviera, pero nada funcionaba. Ni siquiera la meditación, pudo controlar su ira.

Estaba conteniendo al límite, las ganas que tenía de marcharse. Aunque no sabía tampoco la ubicación de la señal que Yong Suk logro encontrar. Así que no podía hacer nada más que tragarse todos esos sentimientos.

Hace mucho que no deseaba matar, de esta forma. Las manos le temblaban por tomar su espada y arrebatarle la vida a ese sujeto. La única forma que encontró para calmar un poco aquellos deseos, fue ir al campo de tiro y lanzar flecha como si no hubiera un mañana.

Sus manos empezaron a sangrar de tantos lanzamientos, pero no le importó. Cada vez más, aplicaba mucha fuerza en la delgada cuerda que permitía los disparos. Aplicó tanta fuerza, que el arco no aguanto y se rompió; la cuerda del mismo, le dio un latigazo cerca del ojo.

Esto la hizo detenerse. Llevo la palma hacia la herida, que no dejaba de sangrar. Mirando sus dedos manchados de sangre, recordó aquella noche, donde sus manos también, se mancharon de toda la sangre, de su familia.

Y todo su esfuerzo por calmarse, se arruinó. Lanzó los trozos del arco a cualquier rincón y se marchó de allí, aún más enojada. Aunque el enojo era grande, su corazón también dolía, le dolía su familia y la no justicia que tuvieron al morir. Nadie había podido atrapar a Tairen después de lo sucedido, ni con todo el poder que tuvo su padre en vida.

Camino con desgano a su habitación, la cabeza y el rostro estaba descolocado por tantos sentimientos malos.

Yoongi estaba sentado en su escritorio revisando algo en el monitor, cuando sintió que ella entró y levantó la vista. No ocultó su sorpresa al ver el estado de la chica, con medio rostro manchado en sangre y las manos, llenas de heridas.

—O-Oye... ¿Estás bien? —no sabía si acercarse, ya que Li Lou parecía un ente del mismo infierno.

—Por favor, no me jodas ahora —suplica ella, con un hilo de voz—, por favor...

MurderersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora