Murderers

30. Intromisión.

Murderers... Las mejores afirmaciones son la que no necesitan de palabras, sino de acciones...

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Luego de una ardua y duradera batalla con los soldados de Tairen, el equipo estaba como nuevo, muy temprano. Frescos como lechuga y renovados como el amanecer, llegaron a sala de juntas donde estaban Yong Suk y Nana, esperándolos.

Aunque todo lucía normal, el ambiente se sentía diferente o eso pensaban Li Lou y Mai Li, que de inmediato empezaron a buscarle la comba al palo. Solo bastaron unos segundos para entender que todo recaía sobre la pareja que tuvo un encuentro el día anterior. La mirada avergonzada, el sonroje y las risitas que soltaba de tanto en tanto, Nana, les hizo entender todo, sin necesidad de palabras.

—Así que solo teníamos que dejarlos a solas —expresó la rubia, en tono pícaro.

—Tal vez debimos lesionarnos antes, Li —continuó Mai Li, en el mismo tono.

Ambas chicas rieron al ve que Nana devolvió el café a la taza, al escucharlas. Su rostro aún más avergonzado fue blanco de burla por parte de las otras dos. Por otro lado, Joon Hee, no podía entender la situación, así que se acercó a Yoongi.

—¿Entiendes de lo que hablan, Yoongi? —preguntó, lleno de curiosidad.

—No se ni me importa —respondió el nombrado con sequedad—. Dejen esas cosas para después, tenemos mucho trabajo.

Al decir aquello, Li Lou chasqueó los dedos dos veces, como si quisiera llamar la atención.

—¡Es verdad! Yo tengo un trabajo muy importante —sonrió con ironía—: evitar que mi abuelo sea el presidente.

—No harás nada —recriminó Suk—, no tendremos más problemas por tu culpa, menos meterse con el consejo. Seremos sancionados sin piedad.

—Me vale un maní el maldito consejo —contestó Li Lou—, tomare a cada uno de los miembros y los mandaré a...

—¡Basta! No seas imprudente.

El resto del equipo solo guardo silencio ante la discusión de los hermanos, hasta que Yoongi levantó la mano y ambos pararon de discutir.

—Escucha, no saldrás de aquí hasta que esa reunión acabe —zanjó el líder.

Frustrada y con un gran suspiró, Li Lou se resigno al no poder convencer a Yoongi de dejarla ir a aquella reunión.

Ni siquiera intento concentrarse en su trabajo de búsqueda, su mente se la paso contando cada minuto que pasaba en el reloj, hasta marcar el tres, indicando que habían pasado quince minutos de reunión. Mecanizaba un plan para salir de allí, al menos sin lastimar a alguien, pero era imposible. La única forma implicaba herir a todos.

Justo cuando estaba decidiendo como salir y no lastimar demasiado a sus compañeros, Yoongi se levantó de su asiento y aviso que saldría por un documento. Esta era la oportunidad que ella esperaba.

Antes de que el chico saliera, ella se aferró a él cual garrapata a sangre y le sonrió, tratando de ser lo más tierna posible.

—¿Qué te pasa? —preguntó Yoongi confundido.

—Nada, solo quiero decirte algo... —Li Lou miró a sus compañeros— a solas.

—¿Ahora? —cuestionó de nuevo el chico, aún con dudas.

Li Lou asintió tres veces de manera rápida, sonriendo con picardía, esperando que él mordiera el cebo. Yoongi la miró de arriba a abajo por un segundo y luego suspiró.