37. Odio Injustificado.

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Murderers... A diferencia de lo que se cree, la niñez no es siempre la etapa de inocencia o es color de rosa. Muchas veces, el pasado lleva con sigo una gran tormenta que te persigue por el resto de tu vida....

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Corea del Sur — 2009

En el jardín trasero de la casa, dos niños se miraban uno al otro. Uno de ellos, estaba en posición de ataque, dudando en hacer algún movimiento, su rostro reflejaba preocupación. El otro, solo estaba estático en la misma posición de defensa, con miedo reflejado en su temblar.

Ante la duda de la pequeña, el mayor decidió intervenir de nuevo.

—Ataca —expresó el director.

—Pero abuelo, no lo soportará

—Es una orden, Li Lou —le recordó a la niña, acentuando muy bien sus palabras.

La nombrada suspiró y agachó por un momento la vista, pero no duro mucho antes de mirar de nuevo a Yong Suk. Tomó todo el aire que le fue posible y activo su Trimantra, lanzándose sobre él para dar inicio al combate.

El tiempo que transcurrió se convirtió en una eternidad para el niño, ya que aún no tenía la habilidad suficiente para hacerle frente a su hermana menor y su grandiosa habilidad, por lo que todo se convertía en una tortura que lo llevaba al borde de las lágrimas.

—Suficiente, detenganse —volvió a ordenar el viejo, después de un tiempo.

Li Lou se detuvo al instante, pudiendo apreciar el final del combate. Nada nuevo. Yong Suk estaba lleno de moretones y golpes, no era extraño pensar que algunos de sus huesos también fueran llevados al límite hasta fracturarse.

Yong Suk trato de levantarse rápido, limpiando la lágrima que estaba en su mejilla a la misma velocidad para no quedar como un chico débil. Cuando ambos pequeños estaban solos, sin su abuelo, Li Lou corrió hacía su hermano, llena de preocupación.

—Suk, de verdad lo siento —acercó su mano para ayudarle, pero él solo respondió con un golpe para alejarla.

—¡Quítate! ¡No te acerques! —su irá era evidente.

El chico se levantó y caminó furioso dejando a su hermana en el jardín, con la mano estirada. Él estaba harto de sufrir golpes todos los días de su vida. Gracias a Yoongi su habilidad para luchar había mejorado desde que lo conoció, pero esa niña, ese demonio tenía una maldición. Toda su relación se había convertido en el objetivo de superarla, de.... Destruirla.

Nada de hermandad podía crear con ella, cualquier lazo que se tratara de hacer sería destruido por el único objetivo de competencia, de supervivencia, de ver quién era el mejor, o peor aún, como podía ser utilizado él para mejorar el trimantra de Li Lou.

Li Lou siempre lloraba cada día que su hermano mayor la rechazaba, desde que murieron sus padres él era malo con ella, sentía todo su odio y no entendía por qué, si ella lo quería tanto. Sabía que lo golpeaba, pero no quería hacerlo y se contenía en lo más mínimo para no causar un daño grave.

Su abuelo le decía que todo era por su bien, que ella sería la encargada de proteger la familia y que Yong Suk debía pasar por ello para ser fuerte y de esa forma, complementarse para sobrevivir. Odiaba la dureza que su padre tuvo con ella y que ahora su abuelo la intensificaba a tal punto de obligarla a lastimar a un ser muy preciado, como lo era Yong Suk para ella.

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